Un par de reflexiones más sobre el gol del que hoy todo el mundo está hablando

Me piden los últimos mensajes del post de ayer que comente el gol de Messi. Creo que el gol se comenta solo. No se me ocurre qué interés pueda tener que escriba lo que me pareció su brillante slalom hacia la historia. ¿Qué me iba a parecer? Sí, es cierto, se podría intentar hacer literatura sobre la jugada, definirla de la forma más bella y deliciosa posible, crear imágenes que aumentaran un poco más su valor. Pero no me apetece demasiado: creo que todo esto sobra, que no tiene espacio porque la jugada es tan completa que no necesita ningún añadido.

Pese a ello, voy a dejar caer algunas reflexiones que me vienen a la cabeza. El gol es tan parecido al de Maradona que no puede creerse. La misma zona del campo de inicio de la jugada, la misma trayectoria, las mismas elecciones ante los obstáculos planteados... Parece una coincidencia milagrosa, porque en el fútbol intervienen tantos factores que es prácticamente imposible que una jugada se repita de la misma forma exacta en la que se desarrolló en una ocasión. Y tiene gracia que el gol lo haya reproducido un chico al que, ya antes de firmar esta acción legendaria, le habían puesto la etiqueta de sucesor de Diego. Desde luego, los que crean en profecías tienen aquí una historia muy jugosa.

Lo que no debe sorprendernos es que Messi haya sido capaz de fabricar una jugada como esa. Desde que, hará poco menos de dos años, ganó prácticamente él solo un Mundial juvenil para Argentina, su condición de crack del futuro era incuestionable. Sin embargo, ha habido algunos momentos en los que nos habíamos olvidado de él. Compartir equipo con Ronaldinho y Eto'o le está haciendo mucho bien: ya no por lo que puede aprender de ellos, sino sobre todo por lo que supone en cuanto a descarga de presión. Si Messi fuera la única gran estrella de su equipo, la referencia en la que se centran todas las miradas, quizá su progresión se vería frenada por una exigencia excesiva, difícil de soportar para un chaval de veinte años. Su situación es hoy en día fantástica: todos saben lo bueno que es, pero cuando se pierde no se le señala. Y mientras tanto va creciendo, hasta que llegue un día en el que por el propio peso de su fútbol su papel central lo tendrá absolutamente asimilado.

Y como queriendo darle todo el protagonismo a Lionel, ni Inter ni Lyon ganaron ayer sus ligas, por lo que así hemos podido dedicarle todo el artículo al pequeño argentino del Barça.