viernes, septiembre 09, 2005

El hombre que escupió a Steven Gerrard

Junio de 2004. Tengo muchas esperanzas en que uno de mis jugadores favoritos, uno de esos a los que considero grandes estrellas antes de que hayan merecido tal rango, se convierta en la revelación de la Eurocopa. Le presento como una máquina de marcar goles y anuncio que en los próximos años será famoso en toda Europa. Juega su primer partido y no marca. Juega el segundo y tampoco. Ya no puede jugar el tercero. La televisión le pilló en un gesto feo, escupiendo a Steven Gerrard en la cara, y la UEFA le sancionó con varios partidos. Se le acabó la Eurocopa, y con ella todas las posibilidades de que se cumplieran mis presagios. Su nombre salió en los periódicos, pero no junto a los adjetivos que yo esperaba. Es más, su nombre fue uno de esos que la gente lee sin ninguna intención de retenerlos. No importaba cómo se llamaba. Para el mundo, fue el hombre que escupió a Steven Gerrard.

1 de noviembre de 2001. Copa de la UEFA. Segunda ronda, partido de vuelta. Servette-Zaragoza. Me llama la atención un delantero de 22 años. Se le veían cosas. Rapidito, se movía bien, técnicamente bueno. Me quedo con su nombre. El Servette pasó y acabó jugando contra el Valencia. En la vuelta "mi" jugador consigue un tanto inútil pero que refuerza mi interés. Consulto cada semana los resultados del Servette. Marca casi siempre. Me pongo en contacto con el webmaster del equipo, le pido cierta información del fútbol suizo y de paso le pregunto por ese delantero. Me habla maravillas de él, me dice que los grandes clubes europeos acuden a su estadio cada semana para verle en acción. Le pido el teléfono del jugador para hacerle una entrevista -aunque sabía que no era "vendible" de ninguna forma-. El jugador acepta, aunque no llego a llamarle. Pasa el tiempo, nuestro hombre ficha por el Rennes francés y en sus primeros meses en la Bretaña no termina de adaptarse. Comienza la primera temporada entera y el entrenador le pone a jugar con el equipo reserva. ¿Qué estaba pasando? ¿Cómo era posible que mi máquina goleadora no triunfase en el Rennes? Läszlo Bölöni le llama y le dice: "te daré tres partidos para convencerme". Marcó en los dos primeros. Y nunca más paró. Ni de jugar ni de marcar. Terminó la temporada con 19 goles, sólo superado por Djibrill Cissé, y si hubiese empezado desde el principio... A estas alturas ya era la gran estrella de Suiza para la Eurocopa que estaba a punto de empezar.

Mayo de 2004. Estoy preparando la sección "La estrella es el gol", que consiste en hacer un perfil de los posibles grandes goleadores de la Eurocopa. Además de contar su vida, necesito un corte de voz de cada uno de ellos. Había quedado con Makaay, pero no contesta al teléfono. Mientras espero, pienso en posibles alternativas. De repente, me acuerdo de un número que tengo guardado en el móvil desde hace más de un año y cuya única función ha sido más bien decorativa. Sin previo aviso y sin ninguna esperanza, marco. Era un teléfono suizo, y su propietario llevaba año y medio viviendo en Francia. Me contesta, me presento, le planteo hacerle una pequeña entrevista. Ningún problema, me dice. Está encantado. Se corta, vuelvo a llamar y casi me estaba esperando. Me gusta como habla. Dice que sólo se irá a otro club si ve que realmente tienen mucho interés en él. Habría estado hablando con él toda la tarde, pero no era cuestión de abusar. Cuelgo el teléfono y creo aún más en ese delantero que un día vi en el Servette y que ya es el futbolista de moda en Suiza y en la liga francesa.

Pasó la Eurocopa, pasó la sanción y nuestro hombre volvió a la selección con un gol importantísimo en Israel. Se confirmó como el mejor delantero de la Ligue 1, anotando 20 tantos y encabezando la clasificación de goleadores. Esta semana ha marcado otros dos goles con Suiza, a la que ha llevado al primer puesto de un grupo muy complicado. Europa ya le conoce, pero todavía no es un jugador mediático. De acuerdo, no es sólo el hombre que escupió a Steven Gerrard. Es la máquina del gol de la liga francesa y el delantero estrella de una de las selecciones más emergentes del continente. Pero necesita algo más. Un mundial estelar y el salto a un grande. Puede hacerlo. Tiene talento e instinto para ello. Por algo es Alexander Frei.

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