El empate de Goodison y la pareja del Westfalen

Pues sí, tenía no sé si la intuición o más bien el deseo de que el Everton-Chelsea iba a ser un partido emocionante, de que los "toffees" iban a reaccionar ante el dominador absoluto del campeonato. Era un poco lo que necesitaban, salir a jugar un partido sin la presión de tener que llevar la iniciativa y sin el favoritismo teórico que les daba su cuarto puesto del año pasado y que les ha pesado tanto. Hoy no tenían nada que perder, todo el mundo esperaba una victoria clara del equipo de Mourinho, así que los de Moyes lucharon y se parecieron a ese equipo con tanto espíritu que logró la hazaña en la 2004-2005. Claro que lo más normal habría sido que por mucha resistencia que opusiera el Everton, el Chelsea se hubiese llevado el encuentro. Pero no, el partido de Goodison abre una puerta a la esperanza. No me refiero ni a la del Manchester United ni a la del Arsenal, que para eso queda mucho... Estoy hablando de la emoción, de poder divertirnos viendo la Premier cada semana. Como siempre habíamos hecho. Y como vamos a seguir haciendo.

El Chelsea llegaba al entrañable Goodison Park crecidísimo. Mourinho acababa de decir que esperaba ser campeón virtualmente el Boxing Day (26 de diciembre) y que ello sería posible si se ganaban los siguientes nueve partidos. Desde el club se señalaba que el proyecto del Chelsea aspiraba a dominar el fútbol los próximos cien años. Declaraciones ciertamente prepotentes, pero no olvidemos que en este deporte se juega mucho con la cuestión psicológica y que por lo tanto hay que ubicarlas en este contexto. Moyes, elegido mejor entrenador de la Premier dos de las últimas tres temporadas, optó esta vez por James Beattie. Diría yo que ya era hora, aunque no me atrevo a discutirle nada a este técnico prodigioso. El ex delantero del Southampton da mucho juego y se ha especializado en marcarle goles a los "blues". Es difícil de marcar por su corpulencia y además tiene un gran disparo. Goleador como es, creo que el Everton, con los problemas que tiene de cara a portería, no puede permitirse el lujo de prescindir de él. Aunque es cierto que desde que llegó ha demostrado muy poco. Quizá a partir de ahora las cosas empiecen a cambiar. Es difícil decir que un tanto de penalti es un golazo, pero su transformación fue inmejorable. La primera parte había sido igualada, y si el Everton no había sido mejor que el Chelsea tampoco se podía considerar el resultado como injusto. Había partido.

La máquina del Chelsea se dejó ver en el segundo tiempo y Frank Lampard dio más argumentos a France Football y a los seleccionadores del mundo para que le voten en el Balón de Oro y en el FIFA World Player. Su disparo fue prodigioso, con la potencia y el efecto precisos. Imposible para un muy buen portero como es Martyn, que será mayor pero no veo por qué no podría ser el suplente de Robinson en la selección. A partir del empate el Chelsea fue mejor, pero el Everton resistió y se llevó un premio que debe cambiar su temporada. Dos jugadas polémicas fueron muy protestadas, una por cada técnico. Mourinho se quejó con razón del gol anulado a Drogba y llegó a decir que sentía que su equipo había ganado porque había marcado un tanto más que el rival. Eso sí me parece incorrecto, porque la semana pasada la no expulsión de Essien le favoreció y no dijo nada al respecto. Moyes vio penalti en unas manos de Terry que parecieron más dudosas y lo soltó como argumento de que su equipo pudo ganar. Al final el empate me pareció justo. Estuvo más cerca el Chelsea de la victoria, pero el trabajo del Everton merecía su premio.

Casi a la misma hora, en Dortmund se jugaba un Borussia-Hamburgo. Le presté mucha menos atención, pero no quiero dejar escapar un detalle. Nuri Sahin, el sub-17 turco del que tanto hemos hablado aquí, formó centro del campo junto a Tomas Rosicky en el equipo titular. En el minuto cuatro hicieron una pared preciosa, con el turco devolviéndole el balón al checo de tacón al primer toque. En ese momento pensé que el Dortmund disponía en estos momentos de una conexión de mucho talento, de una pareja que justificaba ver los partidos de su equipo cada semana. Me alegro por un club bastante simpático que llena un estadio de casi 80.000 espectadores cada semana y que por lo tanto suele ser el que tiene mayor afluencia de público de todo el fútbol europeo. Incluso cuando están en mitad de la tabla. Para una afición tan fiel les llega el premio de poder disfrutar de dos futbolistas de una calidad impresionante.