Una Premier de locos

Bienvenidos a la jornada de la locura en la Premier. Es de locos lo que quisieron hacer Robert Pires y Thierry Henry, probablemente los dos jugadores más grandes del Arsenal en la última década, en ese penalti ya más famoso que cualquier gol que se haya visto en toda la tarde. Es de locos que en un mes y medio hayamos visto dos penas máximas que terminen en falta en contra del lanzador -aunque aquí la responsabilidad no es sólo de la Premier. Es de locos que Sven Goran Eriksson elija ver un Fulham-Liverpool en el que el único inglés titular era Jamie Carragher. Es de locos que el campeón de Europa sea el duodécimo en la clasificación de su liga y el segundo equipo menos goleador. Es de locos que el Wigan Athletic, un equipo que nunca había estado en la máxima categoría y que tiene una plantilla muy limitada, tenga los mismos puntos que el segundo. Es de locos que el Charlton, que tampoco es nada del otro mundo, haya ganado todos los partidos que ha jugado como visitante. Es de locos que el Manchester United haya sacado dos puntos en sus últimos tres partidos en Old Trafford, antaño un campo temible. Es de locos que a las cuatro de la tarde de un sábado sólo tengamos cuatro partidos en directo de la Premier. Y es de locos que yo espere con mucha ilusión el Everton-Chelsea de mañana, como si el partido fuera a ser interesante, incierto y disputado.