Mis lunes de la nueva era

Se ha hablado mucho este fin de semana de la utilización que Televisión Española está haciendo de los derechos de la Premier. No me siento capaz de añadir nada nuevo sobre la emisión en diferido del Arsenal-Manchester United. Sin embargo, acabo de darme cuenta de un hecho insólito que también viene provocado por el retroceso que hemos sufrido en el seguimiento televisivo de una de las ligas más atractivas del mundo -para mi, y sólo es una opinión personal sin intención de querer convencer a nadie, la más atractiva-. Es una cuestión que afecta a mi vida cotidiana y que en principio no debería interesar a nadie, pero que voy a contarla porque nos lleva, de nuevo, a la situación crítica que tanto se ha denunciado estos días.

Resulta que la DSF, canal alemán que emite por satélite y que es de bastante fácil acceso -se coge con cualquier parabólica orientada a Astra y con la mayoría de decodificadores de Digital Plus-, emite desde hace años un partido de la segunda división alemana los lunes por la tarde. Es una ración de fútbol que, fuera del país germano, sólo interesa a la gente que está muy metida en el mundillo -ojeadores que lo escudriñan todo, periodistas que quieren controlarlo todo- y a devoradores de partidos cuya afición roza lo enfermizo -la única diferencia con los anteriores es que no se ganan la vida con esto, pero son susceptibles de hacerlo algún día, ya que los que estamos en el primer grupo pasamos antes por este segundo y también fuimos vistos por la gente normal como seres rarísimos que indudablemente carecíamos de cualquier cosa parecida a una vida social un poco convencional-. Pues bien, confesaré que antes le prestaba una atención mínima a estos encuentros: encendía la tele y los dejaba puestos mientras consultaba noticias, datos, resultados o resúmenes en el ordenador. Sólo me giraba a la pantalla cuando el locutor alemán subía el tono para relatar alguna acción de peligro.

Pero hoy me he dado cuenta de que esto ha cambiado: sigo embobado los partidos de la Bundesliga 2. Me apasiono con ellos. Me interesa mucho su desenlace y no voy a cenar hasta que no terminan. Busco constantemente información sobre los jugadores que observo en sus lances. Hoy he disfrutado viendo que Oliver Neuville sigue marcando goles con el Gladbach en segunda, que Marko Marin tiene detalles de gran calidad pese a su físico frágil y que el Carl Zeiss Jena -club con el que hasta ahora había tenido como contacto más directo coincidir con un tipo que llevaba un chándal del equipo en un pub de nombre español de una ciudad al lado de un lago en Hungría- cuenta en sus filas con viejas glorias muy venidas a menos como Jan Simak o Sandor Torghelle. Antes estas cosas no me pasaban.

¿Y por qué no me pasaban? ¿Me estoy volviendo cada vez más adicto? ¿Quiero ver cada vez más fútbol? ¿Llegar más lejos? Es posible que haya algo de esto, pero se me ha ocurrido otra explicación. La Bundesliga 2 tapa un hueco, cubre un espacio, es el elemento sustitutivo de otro producto que antes consumía y ahora no. ¡Bravo! Los partidos de los lunes de la Premier, los míticos encuentros ingleses que cierran la jornada a las nueve de la noche -ocho hora británica- el día después del fin de semana. Todo un clásico que ha desaparecido de nuestras vidas. TVE no ha emitido ninguno hasta ahora y parece que ya no existan. Pero siguen existiendo: hoy, por ejemplo, el Manchester City le ha ganado 1-0 al Sunderland con gol de Stephen Ireland. Y como en casa no puedo verlo -ya me pasó la época de las tarjetas rojas y los televisores mix, me hacían sufrir demasiado por si la imagen se colgaba o no-, consumo el otro producto futbolístico del día. El que antes era segundo plato pero ahora se ha convertido en única alternativa.

A quien esperaba una previa de la jornada Champions y le ha parecido insufrible el relato anterior, le remito a mis artículos sobre el Olympiacos y el Rosenborg que aparecerán mañana en el diario Público. La jornada será preciosa, con el Liverpool contra las cuerdas, con el Milan visitando el difícil campo del Shakhtar... Desde luego, ¡mucho mejor que un Monchengladbach-Carl Zeiss Jena!