Fue un shock, fue un show

Pues pasó. Al final el miércoles ha acabado siendo un día memorable, histórico. Inglaterra se ha quedado fuera de la Eurocopa al perder 2-3 ante una Croacia espléndida, súper-profesional, maravillosa. La última jornada de la fase de clasificación parecía no prepararnos grandes sorpresas, pero nos brindó una de las noches más intensas de los últimos años en el fútbol mundial. En los minutos finales podía notarse la magnitud del acontecimiento. Estábamos ante un momento de los que marcan las vidas humanas de aquellos que estamos indefectiblemente ligados al fútbol. Una de esas noches que no olvidaremos. Uno de esos partidos, ¡ay!, que deberíamos haber grabado.

El partido lo tuvo todo. La apuesta de McClaren por Carson se convirtió enseguida en una pesadilla. Se comió el disparo de Kranjcar y así empezó la tragedia. Eduardo Da Silva conectó con brillantez con Olic para poner un 0-2 que golpeó al planeta. ¡Ey, por si no lo sabéis, estamos ganando en Wembley! ¡Dejad lo que estéis haciendo, la estamos liando gorda! Inglaterra apretó y tuvo sus opciones, pero pareció consumida por la ansiedad. Lampard y Gerrard fracasaron de nuevo y al discutido seleccionador sólo le quedó recurrir a Beckham. El ex capitán parecía destinado a remontar el partido, y un penalti dudoso le facilitó la tarea. Luego mandó un centro delicioso a Crouch y el empate deseado ya estaba conseguido. Pero los croatas parecían jugarse la vida. Petric se inventó un zurdazo envenenado y sorprendió de nuevo a Carson. Bilic lo celebró como si hubiesen ganado el Mundial. Y luego a los ingleses les faltó paciencia, cabeza, pausa. Se apresuraron y mandaron balones frontales que no creaban peligro. Entonces Modric quiso la pelota, la aguantó, la soltó con criterio. Tengo unas ganas enormes de verle en la Euro, porque lo tiene todo para convertirse en el nuevo prodigio de este juego. El que inventaron los ingleses. El que bordaron los croatas.