La culpa no es del sistema
Las recientes debacles del Madrid nos han llevado a escuchar multitud de comentarios acerca del ya famoso sistema de Luxemburgo. Parece como si ese dispositivo táctico no fuese apto para el fútbol europeo, que sólo sirviera en Brasil, que condujera al fracaso absoluto a quien se atreviese a utilizarlo en Europa. En fútbol hay muchas cosas que son discutibles, pero que este sistema concreto puede funcionar está probado con hechos. Varios equipos campeones lo han utilizado, y me voy a detener en tres ejemplos.
El más válido, por la magnitud del equipo que lo emplea y por su obligación de llevar la iniciativa en el juego, es el del Milan de Ancelotti. Estamos hablando seguramente del equipo más exitoso de las tres últimas temporadas. Es cierto que ha ganado sólo una liga y una Champions, pero ha marcado un estilo, ha sido un referente y se podría incluso argumentar que las otras dos Copas de Europa se le escaparon por una mala noche (en Riazor) y una pájara de un cuarto de hora (en la final ante el Liverpool). ¿Acaso no juega este Milan con un centro del campo de tres hombres y un media punta, sin jugadores de banda? Pirlo, Seedorf y Gattuso forman ese trivote al que nadie discute. Andrea pone la distribución, Gennaro la garra y Clarence es el "mixto", el que hace un poco de todo, el que colabora con los dos y el que se va para arriba cuando ve la opción. Y luego está Kaká, el enganche, el jugador de talento, excelente rompiendo hacia el área, conduciendo el balón en carrera y asistiendo a los delanteros. ¿Y las bandas? Se utilizan, claro que sí. Los laterales suben una barbaridad -sobretodo Cafú-, Gattuso y Seedorf entran por allí de vez en cuando y Shevchenko se mueve por toda la zona de ataque. Lo que este sistema reclama es una gran movilidad, algo que en el actual Madrid sólo parece ofrecer Robinho.
Otro ejemplo: el Oporto de Mourinho. Era una versión algo más defensiva, ya que no había ningún jugador en el trivote con el talento de Pirlo. Constaba de un "perro de presa" como Costinha, otro "currante" como Pedro Mendes y un "todocampista" como Maniche, un jugador que pelea pero además distribuye bien, llega y tiene un gran disparo. Y luego, claro está, un pasador superlativo como Deco, liberado de funciones defensivas y con una única misión: crear, inventar, generar todo el juego ofensivo de un equipo que funcionaba como un bloque y que se convirtió en campeón de Europa. Los laterales también subían mucho: Paulo Ferreira y Nuno Valente tenían una auténtica autopista por sus carriles y se asociaban con los interiores. De los delanteros, uno siempre era móvil, sin posición fija. Primero Alenitchev y después Carlos Alberto, siempre se dejaban caer a una banda, ahora la izquierda y después la derecha, para crear situaciones peligrosas por lo improvisadas que resultaban.
Y finalmente, un equipo que no consiguió la gloria europea, pero que obtuvo un premio importante: la liga alemana. El Werder Bremen de la 2003-2004 (sigue jugando con este sistema, hoy lo veremos contra el Barça) daba la responsabilidad defensiva a Frank Baumann, un central reconvertido a pivote que posee una envidiable distribución. A su lado, por la izquierda, Fabien Ernst, otro hombre que trabaja pero con bastante talento en la zurda para mover el balón. Y por la derecha, Kristian Lisztes, un húngaro completo con buen disparo que hacía la función de Maniche en el Oporto. Liberado, el media punta era y es Johan Micoud, otro excelente asistente. Como los dos anteriores equipos, disponía de algún lateral bastante ofensivo (Stalteri) y de un punta con movilidad (Klasnic). La versión actual ha sustituido a Ernst por Torsten Frings y a Lisztes por el interesantísimo Tim Borowski, y el sistema sigue funcionando a tenor del gran inicio registrado en el campeonato alemán.
Como vemos, el 4-3-1-2 es perfectamente aplicable al fútbol europeo. El problema es que requiero ciertos ingredientes que en el Madrid de momento no se dan: la movilidad de un mínimo de tres jugadores (el media punta, el segundo delantero y uno de los tres del trivote) y la subida constante de los laterales. Otra pregunta es saber si el Madrid tiene los jugadores adecuados para que este sistema funcione. Es una opinión personal, pero a mi Gravesen y Beckham sí me parecen aptos. Además, con las características del inglés, sería ideal que cayera a la banda, se asociara con Michel o con Robinho, centrara... El danés es un jugador que pelea -básico en un trivote- y además no tiene mala distribución. Pablo García no me convence, ni tampoco Baptista como tercer integrante de esta línea. Faltaría encontrar ese interior izquierdo, y quizá probar a Guti sería una buena solución. Es un excelente pasador y es dinámico: sería el complemento ideal. Para la media punta habría varias opciones. Zidane, sin ser un enganche pasador puro, es el que más se parece al modelo Kaká-Deco-Micoud. Pero dependiendo del partido, se podría optar o por Baptista o por Raúl. Arriba creo que Robinho y Ronaldo son indispensables. El ex del Santos porque es el más móvil y hemos visto que esto es fundamental en el sistema que quiere emplear Luxemburgo. Y Ronaldo porque es el goleador de referencia que fija a los centrales y permite que encuentren espacios la gente que se mueve por detrás.
Lo dicho, el sistema en sí no es el culpable, lo que está fallando es su aplicación. ¿Le darán el tiempo suficiente a Luxemburgo para reaccionar? La paciencia suele ser escasa en los clubes grandes, pero perderla tan pronto no siempre es beneficioso.
0 Comments:
<< Home