domingo, abril 30, 2006

Las ligas se ganan así

Nada de campeón decadente. Este Chelsea ha borrado todo atisbo de fracaso que pudiera desprender su sombra por las eliminaciones en la Champions y en la FA Cup y ha confirmado su segundo título de Premier League consecutivo -tercero en la historia- aplastando a su único perseguidor. Un 3-0 que no deja lugar a las dudas sobre la autoridad y el mérito del equipo de José Mourinho y que aparece como una respuesta contundente ante todos los gritos que proclaman que la temporada que viene será muy distinta y que el dominio blue toca a su fin. Volvimos a ver al Chelsea que nos maravilló durante tres cuartos de la temporada y que le situó como un referente en el fútbol europeo: con extremos, con presión, con contundencia, con pegada y con calidad. Hasta con invención, pues Joe Cole firmó uno de los goles técnicamente más bellos que se han visto en esta temporada de fútbol inglés, con una maniobra digna de los cracks más mediáticos, aquellos que salen en los anuncios de marcas de ropa deportiva. Hubo pues fiesta plena, aunque menos intensa que la pasada campaña, ya que no hay nada mejor que las primeras veces. Mourinho confesó en la rueda de prensa que se planteó irse del Chelsea varias veces esta temporada porque en un club tan rico no se le reconoce ningún mérito y parece que lo que consigue sea lo más fácil del mundo. No lo es: Ranieri, ya en el proyecto Abrahamovic y con un desembolso de fichajes desorbitado, se quedó a las puertas. Alcanzar el hat-trick será el objetivo de cara a la próxima temporada, aunque la Champions volverá a aparecer como una exigencia cuando en realidad nunca puede serlo, porque en una competición como esa también influye el factor suerte.

Y aunque nos pasamos todo el año pendientes de quién ganará la liga, resulta que el día en el que nos ofrecen la respuesta otra noticia desplaza el alirón a un segundo plano. La lesión de Wayne Rooney, que estará seis semanas de baja debido a la rotura del cuarto metatarsiano del pie derecho, ha encendido la alarma en Inglaterra. Como ya pasó en 2002, cuando David Beckham sufrió un percance similar y se convirtió en duda para acudir a Corea y Japón, el jugador más en forma de los pross corre el riesgo de perderse la gran cita. Tuvo la misma lesión en Portugal y no volvió a jugar hasta diez semanas después. La prensa inglesa se pregunta si Eriksson se lo llevará y yo apuesto a que sí: ante un jugador de esa importancia hay que apurar hasta el último segundo. Y si al final no está en condiciones, tampoco habrá que lamentar la decisión en exceso. Que las listas son de 23...

Y no podemos olvidar la otra gran resolución del día en la Premier: la lucha por el descenso. El Portsmouth ha confirmado su gran reacción y ha mandado a la First Division a Birmingham City y West Brom. Lo de los Baggies era más que previsible, pero lo del Brum es un fracaso sonado. Con una plantilla diseñada para pelear puestos europeos se despide del fútbol de elite. Y como siempre pasa en estos casos, varios jugadores muy apetecibles entran en el mercado y su club se verá obligado a venderlos a un precio por debajo de su valor. Hablo de los Pennant, Forssell, Gray, Butt, Sutton, Heskey, Dunn o Upson, además del cedido Jarosik, a quien el Chelsea podría dejar libre. Es lo que les está sucediendo a los equipos que bajan de la Premier y que en condiciones normales deberían volver rápido: sufren una fuga de estrellas y se eternizan en segunda. Ah, y gran parte del mérito de la salvación del Pompey hay que dárselo a Harry Redknapp, un entrenador fantástico para equipos de este nivel.

viernes, abril 28, 2006

Uno, dos, tres, ¡cuatro!

El Middlesbrough ha convertido algo impensable en casi habitual: remontar eliminatorias europeas que precisan cuatro goles para darles la vuelta. Lo hizo en un cuarto de final ante el Basilea que asombró a la Europa futbolística y lo repitió ayer ante el Steaua en un Riverside que se está acostumbrando a las hazañas. Cuando Goian firmó el 0-2 (0-3 global) en el minuto 24, el sueño de Eindhoven parecía haberse evaporado. Ya habían salvado una situación idéntica, pero precisamente por eso se veía imposible repetirla: estas cosas pasan una vez en la vida. Pero la noche decidió imitar al pie de la letra el mismo guión que en cuartos de final. Ni hecho a propósito. En ambos casos el mazazo llegó mediada la primera parte (el 0-1 del Basilea fue en el 23, ayer el 0-2 en el 24) y el gol que abría el camino del milagro se registró exactamente en el 33. McLaren fue introduciendo a los delanteros del banquillo, hasta que coincidieron los cuatro más habituales de la plantilla (Yakubu, Hasselbaink, Viduka y Maccarone). El segundo y el tercer gol fueron cayendo intercalados hasta que el cuarto lo consiguió en el minuto 90, tanto una vez como la otra, Massimo Maccarone, hasta ahora uno de los fracasos más grandes de la historia del Middlesbrough en política de incorporaciones. Sí, aquel italiano que se convirtió en el fichaje más caro del club en verano de 2002 al pagarse 12 millones de euros por su traspaso procedente del Empoli. Aquel delantero que llegó a debutar con la selección absoluta con 22 años en un Inglaterra-Italia y que parecía dispuesto a comerse el mundo. Aquel goleador cuyas discretas cifras en sus dos primeras temporadas en la Premier -15 goles en liga entre los dos años- le devolvieron a su país con cesiones al Parma y al Siena. Su buen tramo final en la Toscana, vital para salvar al equipo del descenso a la Serie B, evitó que el Boro se desprendiera de él y le ofreció una última oportunidad. Pero todo seguía igual: sólo cinco partidos como titular y dos pobres goles. Hasta que en las dos grandes noches europeas fotocopiadas sus tantos dorados en la agonía de las eliminatorias le ha convertido en héroe.

Estas remontadas definen al Middlesbrough: un equipo que concede facilidades en defensa -vaya actuaciones tan calamitosas está firmando el portero Bradley Jones cada vez que sustituye a Schwarzer, que tampoco es una maravilla- pero que tiene una enorme pegada arriba. Su fútbol es muy directo, con gente con buen centro en las bandas y delanteros cañoneros. Si se vuelca te puede arrollar, pero si le atacas encontrarás huecos. No es raro que muchos de sus partidos sean de ida y vuelta, ni tampoco lo es que le goleen en encuentros en los que le dominan completamente -como el 7-0 que les metió el Arsenal-. Si el Sevilla hace valer su superioridad técnica y mantiene la posesión del balón la mayor parte del tiempo, lo normal es que gane la final. Pero deberá ser muy sólido para superar las embestidas de un equipo que ha demostrado que nunca se le puede dar por muerto.

Crónica de las semifinales del Euromed (y 2)

No suele ser muy frecuente que parte de la hinchada del primer finalista de la Champions pasee por la ciudad donde se va a decidir al cabo de pocas horas su rival. Es lo que les sucedió a algunos aficionados del Arsenal, que tenían el vuelo de vuelta a casa desde Barcelona y coincidieron en las calles de la capital catalana con los tifosi llegados desde Milán configurando un decorado singular, casi de "final-four". Se respiraba un ambiente de noche especial, pues por muy grande que sea el Barça pocas veces se encuentra en una posición tan ventajosa, tan cercana a la gloria. Pero la atmósfera era distinta a la de Vila-real: más privada, más reservada, menos festiva. Para el equipo blaugrana no podía existir euforia sin triunfo, si se perdía no había nada que celebrar. Todo el mundo pensaba en el partido, pero no tenía ningún sentido tomar las calles antes del choque. Por lo que pudiera pasar...

Si la del martes era una semifinal excepcional por su carácter único, la del miércoles tenía un mayor peso futbolístico. Era un duelo de perfección técnica y de alta escuela táctica. El partido fue precioso, interesantísimo, de aquellos que tienen tantos detalles que es imposible descifrarlos todos. Que si Kaká se va a la izquierda para buscar a Belletti pero le sigue Edmilson y todo ello obliga a reestructurar el centro del campo, que si ahora prefiere buscar la derecha... Los dos equipos jugaron muy bien y mostraron su carácter maduro, su incuestionable jerarquía europea. Costaba desequilibrar debido a los expertos engranajes defensivos, pero siempre pareció que el Barça era más capaz de conseguirlo: tenía cinco jugadores que unían movilidad, calidad y disparo, cinco cartas distintas para encarar a una pareja de centrales que estaba condenada a sufrir en el uno contra uno -sobretodo Costacurta, cuya elección en el once es tan difícil de entender como el cambio de Pirlo en la ida-. El Milan tuvo las suyas, pero les cayeron siempre a los jugadores equivocados: a Shevchenko le tocó rematar de cabeza y a Pippo Inzaghi definir una jugada que exigía cierto recorrido. Más peligroso habría sido al revés, pero ya es suficientemente difícil llegar como para poder elegir con quien hacerlo. Se esperaba mucho del veterano goleador italiano, pero su participación en el partido fue más bien discreta. También la del ucraniano, más desaparecido de lo que debería esperarse de un superclase. Kaká sí dio muestras de su alto nivel, aunque no arrancando centrado desde tres cuartos, que es donde más daño hace. Ante el preocupante apagón de Pirlo, Seedorf se convirtió en el conductor del centro del campo italiano y Europa se preguntó cómo podía haber sido tan osado Marco van Basten al dejarle fuera de una lista de 33 para el Mundial. Como se preveía, la posesión se repartió y cada equipo la disfrutó de forma delicada. Iniesta volvió a ofrecer un recital y su posible duelo con Cesc en la final ya se anticipa como un plato para sibaritas mientras Luis Aragonés se frota las manos. La polémica llegó con el gol anulado a Shevchenko, aunque en realidad la jugada parecía que no valía incluso ya cuando cabeceó el ex del Dinamo, pues Valdés la dejó pasar sin preocuparse. Existiera o no el error arbitral, no puede justificar una eliminación. Se sabe que estas cosas pueden pasar y hay que sobreponerse a ellas, hacer siempre un poco más para conseguir la victoria hasta que nadie te la pueda discutir. Y con cierta tensión terminó el partido, con el Barça encerrado por momentos, como no podía ser de otra forma: si un equipo capaz de tocar como el Milan no te encierra en algún instante de los últimos compases de una vuelta de semifinales de la Champions cuando necesita un gol es que estás fuera de concurso. Fue un sufrimiento lógico, un obstáculo que este Barça que tan bien pinta debía pasar antes de viajar a París, donde será favorito. Pero sólo eso. Debe respetar a un rival que ya ha sorprendido a más de uno y que contará con un Henry ultramotivado por jugar en su ciudad y en el estadio en el que se proclamó campeón del mundo con 20 años. Pero del partido del año a nivel de clubes ya hablaremos en su momento. Ahora es tiempo de ilusión: para las dos aficiones el nombre de la capital francesa suena más dulce que en las películas románticas. Dentro de tres semanas, para una de ellas se habrá vuelto cruel.

jueves, abril 27, 2006

Crónica de las semifinales del Euromed (1)

Tenía esta semana tan especial en el calendario futbolístico anual una peculiaridad: las dos vueltas de semifinales de la Champions se localizaban en dos puntos geográficamente muy próximos, a dos horas de Euromed. De hecho, en el tren que recorre parte de la costa mediterránea se respiraba ambiente de fútbol, con algunos hinchas del Arsenal instalados durante todo el viaje en el vagón-bar consumiendo las primeras cervezas del día. Una vez llegados a Castellón les quedaba dar un último paso: encontrar de una forma u otra a aquel lugar en el mundo tan desconocido que se había convertido en epicentro de este fenómeno social que va más allá de un terreno de juego y de los aspectos técnicos del deporte. Vila-real aparecía de forma discreta, como un lugar de paso, como otro pueblo grande o ciudad pequeña que te encuentras en la ruta. Era difícil creer que entre aquellas calles estrechas de casas viejas se estaba organizando un acontecimiento tan glamouroso como una semifinal de la Champions League. Pero era real y los habitantes de la localidad de la Plana Baixa se tomaron el día como lo que era: una fiesta, una fecha señalada que pasaría a ser recordada durante mucho tiempo. Se trabajó poco, se habló mucho, se hicieron muchos cafés y cervezas para cumplir un doble propósito tan contradictorio como cierto: pasar las horas y vivir el momento. Después de una de las múltiples comidas que se organizaron como previa del partido -por eso el fútbol es tan grande, porque ni empieza con el pitido inicial ni termina con el final, es una actividad que genera actos sociales, que ejerce de motor de los sueños más dulces y las pesadillas más siniestras, que se mezcla con la vida humana hasta formar parte de ella de la manera más profunda-, cuatro horas antes de la hora señalada se empezó a hinchar un submarino amarillo que recorrió las calles desde entonces hasta el momento de la verdad. El Comandante Folgado, el gran animador de todas las aventuras que ha emprendido la afición "grogueta", marcaba el camino que iba siguiendo aquel vehículo simbólico. Por los altavoces instalados en la misma plataforma sonaban el Yellow Sumbarine, el You will never walk alone, el You are the Champions, la preciosa canción que el grupo local La Caja Negra le ha dedicado al equipo, el himno del Villarreal y goles históricos cantados por mi compañero Raúl Puchol -que se implicó como el que más en la fiesta- en el Tiempo de Juego de la COPE. Y todos los habitantes del pueblo saludaban a la comitiva, cada vez más numerosa, que se abría paso hacia el estadio. No había en Vila-real nadie ajeno a lo que estaba ocurriendo: hasta la gente mayor llevaba la camiseta de Riquelme. El ambiente se animó aún más según los niños iban saliendo de los colegios. Pensé entonces que debía ser maravilloso tener 13 años y ser de aquel sitio: vivir instalado en una nube, poder gozar del fútbol más alto delante de casa. Los aficionados ingleses, asombrados, sonreían y aplaudían al paso del submarino: entendían que era algo único, quizá irrepetible. Periodistas japoneses, corresponsales de Sky, todos alucinaban y corrían para poder transmitir en directo lo que estaba sucediendo, pues nunca pensaron que una semifinal de Champions consistía en aquello. Y finalmente apareció el Estadio del Madrigal, como de repente, moderno y majestuoso, símbolo de la transformación de un club de pueblo en una potencia global. Quedaba el partido, pero todos los que vivimos aquella fiesta probablemente accedimos al campo pensando que ya sólo por esa previa tan maravillosa había valido la pena vivir aquella tarde de abril en Vila-real.

Del partido se ha escrito mucho y casi siempre en la misma dirección. Incluso los medios ingleses hablan de suerte tras la peor actuación del Arsenal en esta Champions League. Los de Wenger salieron al campo agarrotados, superados por la presión, con mucho miedo a perder lo que ya creían suyo: el acceso a una final que se le resistía desde siempre a un club con suficiente historia como para haberla vivido ya alguna vez. La idea no era defender tan atrás, no es que los "gunners" se disfrazaran de italianos a propósito. Fue el pánico el que no les permitía salir de la cueva ni aguantar el balón en el centro del campo. Nadie asumió el protagonismo para mantener la posesión y Henry firmó su peor partido en cinco años: es cierto que nadie le daba el balón, pero esa misma impotencia le bloqueó y no le salió nada de lo que intentó. Se puede decir que el Arsenal pasó a la final por pura casualidad, ya que el Villarreal disfrutó de ocasiones muy claras para darle la vuelta a la eliminatoria. Campbell no resistió una vuelta a la actividad tan trascendente y naufragó con estrépito, obligando al colosal Touré a firmar otra actuación portentosa corrigiendo los errores de sus compañeros de zaga. El marfileño incluso evitó ver la cartulina amarilla que le habría apartado de la final en lo que habría sido una ausencia capital para un equipo que debe agradecerle en gran medida a su central africano ese registro de diez partidos de imbatibilidad. Y la jugada del penalti, que ahora parece que todos sabíamos que Román lo iba a fallar, sí es cierto que transmitió sensaciones premonitorias entre la hinchada gunner: Lehmann es un portero que se crece cuando su equipo está mal, le va mucho el papel de héroe. La situación recordaba a la final de FA Cup del año pasado: el rival le estaba dando un baño al Arsenal y el portero alemán lo paró todo, saliéndose luego en la tanda de penaltis. Esta vez las portadas inglesas iban dedicadas al "Jenius".

El final del partido trajo la decepción, la euforia y los debates. ¿Qué futuro le aguarda a este Villarreal que ha estado tan cerca de la gloria? Evidentemente la temporada que viene será muy difícil, pero el club castellonense debe saber sacar provecho del prestigio que ha conseguido en el fútbol europeo atrayendo jugadores de nivel y continuando firme con un proyecto sólido y nada coyuntural. Poseen una ciudad deportiva ejemplar y digna de cualquier potencia continental, algo que les permite trabajar la cantera de forma cuidadosa y garantizar la aparición de jóvenes talentos de manera regular. ¿Y el Arsenal, tendrá tanto miedo en la final? Ante esta pregunta hay dos versiones: una apunta que sí, ya que el partido es aún más importante y la grandeza de la cita someterá a mayor presión a los jóvenes futbolistas del equipo de Wenger; la otra aventura que el papel de tapados y de víctimas los liberará, ya que en El Madrigal fue su presunta superioridad la que los bloqueó. Mientras algunos intentábamos dar respuesta a estas cuestiones, la afición esperaba a sus ídolos en la calle para agradecerles la aventura y los sueños. En el campo, justo en el lugar de los hechos, tres periodistas ingleses se fotografiaban en la portería en la que Lehmann detuvo el penalti imitando su palomita. Y en el hotel de concentración del Arsenal, donde aún pernoctarían algunos hinchas, la recepción se había convertido en una barra de bar que agotó las existencias de cerveza. Eran las tres de la madrugada cuando un inglés de avanzada edad, ebrio de alcohol y victoria, vendía pins conmemorativos de la semifinal. Me quedé uno como recuerdo, aunque no tenía ninguna intención de olvidarme de todo lo que había acontecido durante aquel día memorable en un lugar en el mundo, muy cerca del Mediterráneo...

martes, abril 25, 2006

La semi de la ilusión

En menos de veinticuatro horas conoceremos la identidad del finalista primerizo de esta Champions League. ¿Será el elegante Arsenal, el equipo del talento y la fluidez, de la versatilidad y el intercambio de posiciones? ¿O este Villarreal que une a la ilusión del modesto el liderazgo de un astro brillante alrededor del cual giran el resto de planetas? Nunca un enigma de este calibre futbolístico se había desvelado en una ciudad tan pequeña, una de esas a las que sólo este deporte ha sido capaz de situar en el mapa. Tengo muchas ganas de vivir el ambiente que me cuentan que se genera en “el pueblo” –porque Raúl Puchol no cesa de repetirme que “somos de pueblo”-. Claro, paseas por Londres la misma tarde de la ida de la semifinal y no hay ambiente de partido grande, precisamente porque ante la inmensidad de la ciudad, la atmósfera futbolera o se concentra en una zona muy concreta o se dispersa hasta el punto de hacerse imperceptible. Lo de mañana es muy grande, y como el premio gordo se lo juegan dos novatos, hay más ilusión en la pelea. ¿Más ingenuidad tal vez? Habrá que verlo, pero esa palabra choca violentamente con la imagen reconcentrada, ganadora, absolutamente confiada de un Thierry Henry recargado de hambre tras la suplencia del sábado y loco por jugar de una vez por todas una final de Champions League. Y además en casa.

Habrá dos novedades en el Arsenal: se cae Philippe Senderos por lesión y vuelve Sol Campbell, por lo que en teoría se gana en experiencia, aunque el internacional inglés ha jugado sólo un partido en más de dos meses y medio; en la banda izquierda, Robert Pires dejará su puesto a José Antonio Reyes, que tras cumplir su sanción aportará unas dosis de velocidad ideales para el contragolpe. El Villarreal deberá ser más valiente que en la ida y asumir mayor posesión de balón, algo para lo que es fundamental que Riquelme pueda despegarse de Gilberto Silva. Vuelve Peña en el centro de la defensa, aunque nadie podrá reprocharle nada a César Arzo tras su buen partido en Highbury –The Guardian lo eligió el mejor de los amarillos-. La duda de la portería no es positiva, porque para este tipo de encuentros es fundamental que el guardameta que esté en el arco se sienta plenamente titular. Y ya juegue Franco o José Mari, es importante que el segundo delantero se mueva mucho y exija a Campbell, que va mucho mejor por arriba que parando a un contrincante en carrera.

Gane quien gane, no será favorito en la final. Pero esa será otra película. Disfrutemos primero la del Madrigal. No sucede muy a menudo que un partido de fútbol sea para los dos clubes que se enfrentan el más importante de su historia.

lunes, abril 24, 2006

Para todo esto da un fin de semana

Imposible quedarse con un sólo hecho de todos los que han acontecido en el planeta fútbol entre el sábado y el domingo. Ha habido mucho y, sobretodo, muy trascendente. Y tenso. Y polémico. Se nota que estamos en abril, ya casi en mayo.

En el último derbi del norte de Londres en Highbury, Arsenal y Tottenham se jugaban un puesto de Champions. Por lo que les queda a ambos, la situación podía resumirse de la siguiente forma: si ganaban los spurs, sentenciaban la cuarta plaza. Si se llevaban los tres puntos los gunners, se les ponía muy de cara. El empate mantendría la incertidumbre, aunque con una ventaja importante para el equipo de Martin Jol. Y pese a lo decisivo del choque, Wenger reservó a Cesc, Henry, Eboué, Hleb y Ljungberg. Decisión arriesgada, pero comprensible. El partido del martes en Villarreal es quizá el más importante de la historia del club y es necesario que los hombres clave estén frescos. El once que planteó, con Djourou, Diaby, Adebayor y van Persie como grandes novedades, era competitivo y coherente. Pero fue incapaz de mandar en un partido en el que el rival estaba mucho más centrado -y no olvidemos que se trata de un auténtico equipazo, el que más internacionales aporta ahora mismo a la selección inglesa-. Le faltaba balón al Arsenal -Fàbregas fue el más añorado- ante la clase maestra de Michael Carrick, el equivalente al centrocampista de Arenys de Mar en las filas de los spurs, que merecieron irse al descanso con ventaja. Wenger quiso cambiar el rumbo del encuentro dando entrada a sus dos cracks -bueno, Kolo también lo es, pero un central marfileño que se comporta con naturalidad no vende muchas revistas-, pero el efecto fue el contrario al esperado: el Tottenham se adelantó en una jugada de la que se ha hablado mucho en las últimas horas en Inglaterra. Es difícil pronunciarse sobre quién tiene razón. El entrenador alsaciano del Arsenal argumenta que ante el Villarreal ellos tiraron el balón fuera siempre que había un rival en el suelo, y que ahora que estaban en la situación opuesta no han recibido el mismo trato. Pero la postura visitante es comprensible: habían conseguido sacar al lateral derecho fuera de posición -no es muy difícil, este Eboué puede ser muy potente en ataque, pero juega pasadísimo de revoluciones y algunas de sus actuaciones defensivas resultan difíciles de entender- y tenían la posibilidad de atacar por esa banda y generar peligro ante la descolocación de la defensa. ¿Debían pararse porque el marfileño había chocado con Gilberto? ¿Corría peligro la salud del jugador como para que un equipo renunciara a intentar marcar un gol en una acción clara de un partido decisivo? No, el árbitro se aproximó a los jugadores del Arsenal, comprobó que la situación no era dramática e indicó con los brazos que siguiera el juego. Y Carrick, que había dudado un momento, continuó la jugada. Muchos de vosotros sabéis que si por algún equipo tengo simpatía en la Premier League este es el Arsenal, pero sinceramente creo que el Tottenham no obró mal. Entiendo que Wenger se enfade por el precedente del Villarreal, pero creo que lo que debería hacerse es lo que sucedió en el derbi del sábado: que sea el árbitro el que decida si la jugada debe pararse o no, que sea él quien detenga el juego si peligra la integridad física de un futbolista. Porque, si no, se puede sacar ventaja de fingir, de quedarse en el suelo para parar una contra. Y eso sí que es antideportivo. Evidentemente la jugada la interpretaron de forma distinta en un banquillo y otro, hasta el punto que ambos entrenadores se encararon y evitaron saludarse al final. No estaría mal que la International Board se pronunciara de una vez sobre este tipo de acciones y que no se trate de una cuestión de conciencia. Al final el partido terminó empatado -gracias a otro sublime golazo del prodigioso Henry tras una jugada muy bien trabajada por parte de Adebayor- y los spurs ven muy cerca el cuarto puesto. Si ganan los dos encuentros que les quedan, será suyo. El último parece claro: visitan Upton Park ante un West Ham que reservará a los titulares pensando en la final de la FA Cup de la semana siguiente. La clave es el duelo en el Lane el próximo domingo contra un Bolton que se juega su presencia en Europa. Y el Arsenal, sobra decirlo, necesita ganar los tres encuentros que tiene en la semana del 1 al 7 de mayo. Hay quien empieza a creer que tienen el acceso a la Champions más fácil ganando esta edición que por vía de la liga.

También en Premier, se vivió una lucha apasionante en la zona baja. Mientras el West Brom se despedía de forma virtual de la máxima categoría con su derrota en Newcastle -con homenaje a un Shearer que ya no volverá a jugar-, Birmingham y Portsmouth peleaban por evitar el otro puesto de descenso. El Brum igualó a cero en Goodison, lo que no suele ser un mal resultado, pero que le es insuficiente debido a la situación de la tabla y del calendario. El Pompey le saca ahora dos puntos después de ganar con mucho más sufrimiento del esperado al Sunderland -tanto como que el gol de la victoria llegó de penalti en el último minuto-. Aunque en realidad, el otro plato fuerte del fin de semana en Inglaterra eran las semifinales de FA Cup. Sobretodo el décimo enfrentamiento en dos años entre Liverpool y Chelsea. Lo ganó esta vez merecidamente el equipo de Benítez ante unos blues que de nuevo no supieron cómo remontar un marcador adverso ante un oponente de nivel alto. Le pusieron empuje y corazón pero les faltó claridad e invención. Aunque casi les basta con colgar balones, porque Joe Cole perdonó el empate a dos en el tiempo de descuento. Mourinho volvió a deleitarnos con otra rueda de prensa jugosa. Entre otras cosas, dijo que el Liverpool no tenía ninguna opción de pelear con ellos la próxima Premier y les deseó suerte -con sorna- para la previa de la próxima Champions. Pero lo cierto es que se esfuma el sueño del doblete y la temporada acabará con más pena que gloria para un equipo que parecía dispuesto a comerse el mundo. Parece increíble decir esto de un club que ganará la tercera Premier League de su historia, pero las expectativas eran muy altas y no se están confirmando. No será un fracaso, está claro, pero tampoco un éxito rotundo. Ah, el Liverpool se medirá en la final de Cardiff a un West Ham que volverá a Europa gracias a su triunfo 1-0 ante el Boro -al que al menos le queda la UEFA- con un golazo de Marlon Harewood después de que Ashton le bajara con la cabeza un balón largo enviado desde la defensa. No estará mal el partido del 13 de mayo y no será nada fácil para el equipo de Rafa Benítez.

En Italia, donde menos lo parecía, es donde tendremos emoción quizá hasta el final. El Milan ya está a tres puntos de la Juve tras una jornada idéntica a la anterior: con los de Capello salvando un punto muy al final y con los de Ancelotti ganando pese a tener la semifinal de Champions a la vuelta de la esquina. Los turineses han empatado los últimos cinco partidos -en la primera vuelta sólo cedieron cinco puntos- y da la sensación que se han olvidado de ganar. Parecen más planos que nunca, completamente faltos de talento en el centro del campo, incapaces de crear una jugada con imaginación. Un poco como ese Chelsea post-Barça. Se les comparaba cuando eran invencibles, se elogiaba su estilo físico, su fuerza para arrollar, su solidez defensiva, su pegada en los últimos metros... Y se les compara ahora cuando se han vuelto vulnerables, cuando la depresión les supera, cuando se sienten acomplejados porque no tienen a un Kaká, a un Henry o a un Ronaldinho -los habituales sabréis que Zlatan Ibrahimovic no me parece, ni mucho menos, de ese nivel, sobretodo por una cuestión de productividad; el Chelsea tiene a Lampard, que ha dado un rendimiento de clase mundial durante muchos meses, pero no es esa clase de jugador talentoso ideal para desbloquear una situación límite-. ¿Cuál es la realidad? ¿La de antes o la de ahora? ¿Son buenos o malos? Evidentemente son equipos de muchísimo nivel pero sometidos como casi todos a las dinámicas de resultados. Cuando ganas siempre te sientes invencible y te sale todo. Cuando un día pierdes -ante el Barça, ante el Arsenal-, te preguntas por qué ha sucedido, surgen las dudas y aparece la inseguridad. No le encuentro otra respuesta al asunto. Y el Milan viene de atrás, absolutamente convencido de que esta liga puede ser suya. Pagó un precio caro en Messina con las lesiones de Kaká, Nesta, Cafú, Ambrosini y Shevchenko. El trequartista brasileño es el que más preocupa y el que realmente puede perderse el partido de Barcelona. Los demás casi seguro que estarán -quizá Ambrosini no, pero no es trascendente-.

En Alemania el Bayern da un paso adelante hacia el título -o se lo dio el Leverkusen con su 0-2 en Hamburgo-. Con su puntito en Mainz en un partido que fue apasionante en el primer tiempo -qué bueno es Mohamed Zidan-, poco margen deja para la sorpresa. En Portugal el Oporto se proclama campeón de la Superliga de forma merecida y confirma que lo de la Champions fue un accidente y que este ciclo de Adriaanse puede ser muy exitoso. Y en Holanda... Lo de Holanda merecería un artículo tratando sólo este tema, pero me temo que la semana que empezamos no me lo va a permitir. Así que lo liquidamos en pocas líneas. La final del play-off por la Champions será Ajax-Groningen. O sea, cuarto contra quinto. Han quedado eliminados el segundo, el AZ, y el tercero, el Feyenoord. Más grave aún: el segundo puesto de Liga de Campeones será o para un equipo que quedó a 14 puntos del segundo clasificado o para uno que quedó a 18. Y este segundo, claro, se conformará con la UEFA. Lógico. Evidente. Normal. Justísimo. ¡Qué inventos!

jueves, abril 20, 2006

La última noche de Highbury

He llegado esta tarde de Londres, desde donde no pude ni colgar la previa del Arsenal-Villarreal, ni analizar luego el partido, ni contestar las preguntas y aportaciones de los lectores de este blog (las agradezco e intentaré responderlas poco a poco). Que me ponga a escribir tantas horas después del choque tiene al menos una consecuencia positiva: he leído mucho sobre el encuentro, tanto en medios españoles como ingleses, he hablado con aficionados de un equipo y del otro... Tengo pues muchas visiones -algunas contradictorias: he visto escrito que Cesc no estuvo al nivel habitual y que fue la estrella; él está más de acuerdo con la primera versión-, y entre todo lo que me ha llegado y mis impresiones directas, procuraré referirme a lo acontecido ayer en la última noche europea de Highbury.

Ni las ardillas quisieron perderse una jornada histórica: la primera semifinal de Copa de Europa que vivían ambos equipos y el último encuentro en el mítico estadio del Arsenal en horario nocturno. Partían los gunners como favoritos (Henry escribía en el programa del partido que incluso la juventud de la plantilla era una ventaja, porque los veinteañeros son más descarados y no sufren el bloqueo mental de la presión) y confirmaron esa sensación con una actuación seria, brillante por momentos, pero como tantas otras veces limitada por su desacierto en el remate. Ya hemos escrito aquí que el Arsenal es un equipo más de merecer que de ejecutar y que necesita muchísimas ocasiones para marcar. Ayer le volvió a pasar lo mismo, y los comentarios que se escuchaban en ambos lados daban a entender que el resultado había sido corto. "Nos queda una sensación rara, como si no hubiésemos ganado el partido", me decía un hincha local. "Hemos tenido suerte. Nos podían haber caído cinco", comentaba un periodista castellonense en la tribuna de prensa. Los periódicos ingleses eran más positivos en su interpretación del resultado. Escribe el The Guardian: "El 1-0 es un resultado mejor de lo que sugieren las apariencias. Demasiadas mentes fueron inflamadas con sueños de grandeza, suponiendo que el Arsenal devastaría al equipo español en el último partido en este estadio. Pero una semifinal raramente es así. Y habiendo mantenido la puerta a cero en los últimos nueve partidos de Champions, la tarea para el Villarreal será muy complicada, sobretodo teniendo en cuenta que no han ganado ningún partido por un margen mayor a un gol". Más sensacionalista, el Daily Mirror apunta: "No habrá vacaciones españolas, pero al menos el Arsenal disfruta de una ventaja". La mayoría de portadas encumbran a Kolo Touré como el héroe de la noche y destacan que el de ayer fue su primer tanto en Highbury. Aunque los análisis más profundos señalan a Gilberto Silva como el mejor jugador del partido, el hombre que maniató a Juan Román Riquelme y anuló el juego ofensivo amarillo. Algo que ya señalamos anoche en la transmisión del Tiempo de Juego. El brasileño se pegaba al argentino e incluso cuando se separaba de él unos metros le iba controlando con la mirada.

Tuvimos luego en el Tirachinas un pequeño debate sobre las opciones que tiene el Villarreal de pasar a la final. Las cifré en un 35%. Mis razones: el 1-0 es un resultado muy positivo para afrontar una vuelta. Y más si el equipo en cuestión se mueve a las mil maravillas al contragolpe. Además, considero que el Arsenal es más equipo que el Villarreal y que ya partía como favorito. El partido de ayer incluso amplió esa sensación. Luego hablamos en directo con Cesc Fàbregas y, a parte de manifestar un sorprendente enfado por su actuación individual, apuntó que para él las opciones estaban al 50%. Creo que es la mentalidad que debe tener un futbolista, porque ir a El Madrigal pensando que el trabajo está casi hecho sería contraproducente. Abellán se apuntó también al 50% -desde primera ronda ha creído en las opciones del equipo castellonense- y Rafa Alkorta se sumó a la terna. Pero los porcentajes terminan con los partidos y el desenlace definitivo lo conoceremos en una vuelta que se presenta apasionante.

martes, abril 18, 2006

Lo sublime y lo inexplicable

Tras una primera parte de pizarra, en la que nadie consiguió salirse de la cuadrícula, esperábamos una individualidad sublime que rompiera el partido. La dibujó Ronaldinho con un pase colosal a Giuly, que recuperó su devoción por las diagonales para meterse entre los dos centrales milanistas y marcar un golazo parecido a aquellos que le hicieron grande en Monaco. El 0-1 no sólo finiquitó el guión previo en el que los anuladores se habían impuesto a los creadores: también terminó con la igualdad, con la paridad entre un equipo y otro. Acusó el golpe enormemente el Milan y bajó su concentración en el posicionamiento y su constancia en la presión. El Barça empezó a gustarse y dio la sensación que podía matar la eliminatoria. Ancelotti debía hacer algo, pues su equipo estaba naufragando. ¡Y vaya si lo hizo! Hizo lo inexplicable. Renunció a su estilo de toque quitando al emblema de la creación, Andrea Pirlo. Ya lo había hecho ante el Lyon y pensó que quizá repitiendo la misma osadía conseguiría el mismo resultado afortunado. Dio la sensación que transmitía el siguiente mensaje: "si tocando no podemos, lo probaremos de otra forma". Sin su faro, el conjunto rossonero no encontró el rumbo y siguió a la deriva hasta el final del partido. Sólo Kaká ofreció un par de detalles de enorme nivel que pudieron acabar en gol. Shevchenko estuvo desaparecido casi toda la noche y Gilardino falló en la definición pese a crearse dos buenas oportunidades con sus académicos movimientos de delantero centro. También ingresó Ambrosini en otra sustitución que buscaba más el azar que la consecuencia lógica. Y el Barça resistió bien, conteniendo a un ataque poderoso con su a veces cuestionada defensa. Incluso Iniesta se fajó y recuperó balones en el centro del campo. Sin tenerlo garantizado, el equipo de Rijkaard está cada vez más cerca de París. ¿Y Ancelotti? Quién sabe de dónde anda cerca, tras el cabreo que habrá cogido Berlusconi, el amante del fútbol ofensivo, al ver los cambios de su técnico...

La semi del glamour

En los últimos años, no hay plaza europea con más sabor a Champions que el San Siro rossonero. El Milan ha sido el club más regular de la elite continental en las últimas cuatro temporadas, firmando tres semifinales, dos finales y un campeonato. Habría marcado una época de no ser por dos malas tardes en La Coruña y Estambul. Con el Madrid dormitando, la escuadra de Berlusconi, Galliani y Ancelotti es hoy en día el equipo por excelencia de la competición de las estrellas. Y a su casa acude esta noche un Barça que por juego y por nombres propios se ha ganado el cartel de gran favorito a adjudicarse la presente edición. Es el duelo entre los dos conjuntos con mayor potencial ofensivo de cuantos empezaron el torneo. El choque de la pólvora. Kaká y Shevchenko; Ronaldinho y Eto'o. La semi del glamour.

1. El control del balón
Puestos a analizar un partido, la primera pregunta que se nos viene a la cabeza es intentar adivinar qué equipo asumirá la posesión de pelota. El Barça la tiene siempre, por lo que, pese a jugar fuera de casa, parece la respuesta más lógica. El Milan también está construido para tocar más que el contrario: no en vano su medio centro es Andrea Pirlo, un organizador elegante, mucho más técnico que físico. Y en efecto, en la Serie A el equipo de Ancelotti domina los partidos. Sin embargo, ante rivales durísimos y en Champions, puede ceder la iniciativa. Sucedió contra el Lyon y en grandes fases del encuentro decisivo de la primera ronda ante el Schalke. Pero está claro que no es el suyo un estilo de presión, recuperación y contragolpe. Apuesto por un partido de dominio alterno, quizá con mayor tiempo con el balón por parte del Barça, pero en el que el Milan tendrá varias acciones de posesión larga con cambio de ritmo a partir de tres cuartos de campo.

2. El duelo táctico
En las dos primeras líneas, el sistema de uno y otro es idéntico. Lo que cambia es la distribución de los tres hombres de ataque. El Barça juega con dos bandas, generalmente un extremo por la derecha y un fantasista con libertad para irse hacia el centro arrancando desde la izquierda. El Milan, por contra, utiliza un enganche rompedor, un "trequartista" de enorme talento que enlaza con dos delanteros de estilo opuesto: un goleador oportunista y un punta móvil de largo recorrido. Cómo contrarrestará una y otra defensa el "plus" ofensivo que ofrece cada uno de los dos sistemas puede ser una de las grandes claves del partido. Los laterales del Milan parecen débiles y el 4-3-3 del Barça les exigirá enormemente. Stam es un jugador más bien duro, tosco, con características más adecuadas para ocupar el puesto de central, y puede sufrir mucho si Ronaldinho le encara constantemente. Igualmente Serginho, veteranísimo carrilero brasileño más dotado para el ataque que para la defensa y al que Giuly le puede superar una vez tras otra. En el Milan, en cambio, Kaká es la piedra angular del juego de ataque y supondrá una prueba durísima para el pivote más retrasado del Barça, que llega con dudas en esa zona del campo. ¿Quién es el jugador ideal para parar al brasileño? ¿Es Edmilson suficientemente contundente? Mi opinión personal es que debería ser Thiago Motta, pero parece que Rijkaard le dejará en el banquillo.

3. Los nombres propios
Este tipo de partidos se deciden por detalles, por individualidades que alcanzan un nivel sublime en un momento determinado del encuentro. No hablaré aquí de las estrellas que pueden decantar el marcador porque todos las conocemos. Me quiero referir a un par de jugadores milanistas de los que se ha hablado en la previa del partido por la incidencia que su presencia puede tener en el juego. Uno de ellos es Dida, un portero de grandes condiciones físicas, con mucha agilidad y grandes reflejos, pero inseguro en las salidas y en el blocaje. Si el Barça le exige puede sacar provecho de sus debilidades, aunque el equipo de Rijkaard no suele mandar mucho balón largo ni abusa tampoco de los centros. Sí puede, en cambio, disparar desde lejos, y si Eto'o sigue la jugada en busca de un rechace puede tener alguna oportunidad clarísima. El otro nombre propio es el de Alberto Gilardino. Se ha destacado la baja de un Inzaghi enrachado como si fuese un gran hándicap para el Milan, pero su sustituto es quizá un futbolista de mayor peso. Sus números en las tres últimas temporadas son excelentes (62 goles en liga) y pocos jugadores se mueven en el área como él. Estamos ante un delantero centro que marcará una época en el fútbol europeo en los próximos años, quizá el mejor "nueve" de futuro que asoma en el continente. No es, pues, ningún chollo. Hay que vigilarle de cerca, y aún así, alguna tendrá.

lunes, abril 17, 2006

Historias de fútbol en Semana Santa

Mientras el Chelsea finiquita la Premier, mientras el Lyon 2002-2006 se convierte en el mejor equipo francés de la historia, mientras ya se respira el aroma previo a ese gran acontecimiento que son siempre las semifinales de la Champions... aparece un bombazo informativo que nació el martes de la semana pasada y del que, asombrosamente, nadie se enteró hasta ayer por la noche. Lo contó Matallanas en el Tirachinas unas horas después de anunciarlo en su blog. Lo detalla Martí Perarnau con dos artículos repletos de datos y pruebas gráficas. Y, incomprensiblemente, la noticia sigue sin aparecer en los medios más prestigiosos. Leo algunas reacciones que ha suscitado el anuncio en los blogs anteriormente citados y me sorprende que se le reste trascendencia al asunto o que se ponga en duda su veracidad. Evidentemente, ni el Barça ni Eto'o no han confirmado nada, y sus puntos de vista son fundamentales para poder afirmar con rotundidad que la cesión se va a producir. Pero una de las fuentes que se hace eco de la noticia es la mismísima web de la AFC, el equivalente de la UEFA en Asia. Se trata de un medio oficial, que no refleja rumores y que sólo publica informaciones que estén confirmadas y contrastadas. No he leído nunca en uefa.com que se anuncie un fichaje que luego no se produzca. ¿Existe la posibilidad de que le hayan colado un gol a este órgano oficial? Sí, existe, pero es increíblemente sorprendente que ningún otro medio español ni europeo se haya referido a este hecho, aunque sea citando a la fuente para cubrirse las espaldas. "La web de la Confederación Asiática anuncia que Eto'o jugará cedido en el Al-Ittihad la fase final de la Champions League de Asia". ¿Es mentira eso? No. ¿Es importante? Muchísimo. Nunca un jugador de primerísima línea mundial, en el mejor momento de su carrera, se ha marchado a un equipo tan alejado de la elite. Y sobretodo considerando que la fase final en cuestión se juega entre septiembre y noviembre, con lo que el camerunés se podría perder dos meses de liga y Champions. Si se relaciona con las informaciones sobre la posible llegada de Henry y su presunta incompatibilidad con Eto'o, estamos ante una noticia de enorme trascendencia futbolística. Es cierto, no confirmada por todas las partes. Pero anunciada por un órgano oficial. ¿No merece mucha más atención una referencia a este asunto que la gran mayoría de las informaciones que encontramos metidas con calzador en la prensa deportiva diaria? ¿No se ha escrito más de cien veces que Henry viene al Barça sin que ni él ni el Arsenal lo hayan confirmado?

Sólo quería dar mi opinión sobre este asunto, porque verdaderamente se trata de algo excepcional, sobretodo por el escaso interés mediático que ha suscitado. Pero vayamos a la actividad futbolística de este largo fin de semana, que ha visto como dos de las principales ligas europeas se decidían (o casi). El Lyon se convirtió el sábado, sin jugar, en el primer equipo en la historia del fútbol francés en ganar cinco ligas consecutivas. Estamos ante el mayor dominio que existe en la actualidad en cualquier liga importante del fútbol europeo. Cuatro jugadores tienen el honor de haber conseguido los cinco títulos: Grégory Coupet, Claudio Caçapa, Juninho Pernambucano y Sidney Govou. Y además da la sensación que no importa quién esté en el banquillo. Los campeonatos han llegado con tres entrenadores distintos: Santini (1), Le Guen (3) y ahora Houllier. Cada año que pasa crece la magnitud de la superioridad del OL. La primera liga, la 2001-2002, la ganaron con 66 puntos (2 más que el Lens). El año siguiente llegaron a los 68 (uno más que el Monaco). En 2004 consiguieron 79 (3 de ventaja sobre el PSG), los mismos que en 2005 (12 más que el Lille). Este año, cuando aún les quedan por disputar cuatro partidos, suman ya 78 puntos y aventajan en 17 al Burdeos. Lo del Lyon es una tiranía, pero aún no ha conseguido exportarla a la Champions, donde ha caído en cuartos de final en las tres últimas ediciones. Mejorar ese logro será el gran objetivo de la próxima campaña, y pese a que muchos puedan pensar que las estrellas emigrarán al creer que ha terminado un ciclo, el presidente Aulas no soltará a nadie sin que llegue una cantidad de dinero muy importante. De entrada, ya ha dicho que el precio de Diarra es superior a los 38 millones de euros que el Chelsea pagó por Essien. La intención es seguir creciendo.

Y en Inglaterra, pese al meritorio triunfo del United en White Hart Lane (resultado fantástico para el Arsenal), el Chelsea ha dejado virtualmente finiquitada la Premier League 2005-2006. No podrá conseguirla de forma matemática hasta el 29 de abril, cuando juegue ante el Manchester United, ya que el próximo fin de semana se disputan las semifinales de la FA Cup. Con nueve puntos y doce goles de ventaja, no le salen las cuentas ni al más acérrimo seguidor "red devil". Se puede demorar la consecución del título, incluso podría ser que la ventaja quedara reducida a la mitad, pero las posibilidades de que se le escape esta liga al equipo de Mourinho ya son inferiores al 1%. El año pasado dije que me parecía un acto de justicia poética que fuera Frank Lampard el autor de los dos goles que sellaron el campeonato en Bolton, pues había sido el jugador clave de la temporada. La misma expresión podríamos utilizar esta vez tras su resurgimiento, con dos tantos en los dos últimos partidos. Él fue el arquitecto del éxito en el primer tramo de competición, cuando el Chelsea se disparó en la tabla, y es justo que recobre protagonismo cuando se colocan las últimas piedras de la obra.

Mañana por la mañana, artículo sobre las semifinales de Champions.

Edito, (00:40): El abogado de Eto'o acaba de afirmar en El Tirachinas que todo ha sido un malentendido. Que Eto'o viajó a Jedah por el asunto de las escuelas de fútbol en Camerún que quiere promover el Al-Ittihad y que simplemente respondió en la rueda de prensa que quizá en el futuro le gustaría jugar allí. Siguen habiendo varios interrogantes en este asunto: ¿por qué la web de la AFC publica que irá cedido para esta edición de la Champions? ¿Por qué ningún medio se hace eco de esa información que da la AFC? Aunque Eto'o lo desmienta, tiene su interés ofrecer las dos versiones. ¿Por qué ni se sabía que Eto'o viajó a Arabia Saudí, cuando siempre que suceden estas cosas vienen en doble página en la prensa deportiva de Barcelona?

viernes, abril 14, 2006

La sorpresa del año

¿Alguien había visto nunca a los jugadores de un equipo levantar los brazos celebrando el resultado que les condena matemáticamente al descenso? ¿Alguien podía imaginar que el Sunderland, el peor equipo estadísticamente en la historia de la Premier League, cortaría en Old Trafford la racha de un Manchester United que llevaba ocho victorias consecutivas? ¿Alguien se atrevió a pensar que el partido decisivo de este final de liga podía acabar siendo el de pronóstico más claro? En estado de shock se encuentra el fútbol inglés y todos los que lo seguimos después de un resultado histórico, el más sorprendente de la temporada, que puede haber finiquitado toda la emoción de un desenlace que se presumía frenético. No valen excusas: ni que el portero Davies estuvo bien, ni que la presión de sentir de nuevo que podían luchar por el título les atenazó. Al Sunderland le estaba ganando todo el mundo. Empezó como una broma (oye, que ya estamos en el minuto 30... oye, que vamos por el 60...) y acabó convirtiéndose en una historia real muy difícil de creer. Con las manos tapándonos la boca abierta, instalados en el asombro, así asistimos a un tiempo de descuento que avanzaba y avanzaba y nos conducía irremediablemente a un marcador impensable. Pocas veces un 0-0 impactó tanto. Este juego es muy grande.

Y que nadie se engañe. Si mañana el Chelsea pierde en Bolton volveremos a hacer cuentas. Pero el sábado ha perdido parte del mayúsculo interés que aparentaba. Quizá incluso sea más importante ya el Cagliari-Juventus, un partido nada cómodo para el líder del Calcio, que ha visto reducida su ventaja a cuatro puntos (ellos sí). Los sardos están jugándose el descenso, Sant'Elia presentará una gran entrada y el hondureño David Suazo querrá confirmarse como la gran revelación del año en la Serie A. Y si los turineses fallan, el Milan volverá a creer tras su triunfo 1-0 en el derbi, sin reservar a nadie pero también sin pisar el acelerador. Le bastó "la marcheta" para derrotar a un Inter horrible que pide a gritos que termine la temporada. Poco más hay que añadir del duelo de San Siro. ¿Alguien intuyó que le dedicaríamos menos líneas que a un Manchester United-Sunderland?

La dificultad de centrarse

En este atípico viernes futbolístico veremos dos partidos que podrían ser muy grandes y que estarán absolutamente condicionados por las semifinales de Champions de la próxima semana. ¿A qué jugarán Barça y Villarreal cuando tienen un encuentro mucho más gordo a cuatro y cinco días vista? Y el Milan, ¿lo dará todo para derrotar a su eterno rival en el derbi lombardo? En este caso está en juego la segunda plaza y ahorrarse una molesta previa en agosto, pero ya vimos en los dos últimos encuentros del Arsenal que la distracción europea es difícil de superar. Incluso sabiendo que necesitaba ganar para no perder terreno en la lucha por la cuarta plaza, el equipo de Wenger se dejó cinco puntos en sus visitas a Old Trafford y a Portsmouth. El propio entrenador reservó a Henry en el primer choque y a medio equipo en el segundo (Eboué, Senderos, Gilberto, Cesc, Pires y Hleb). Parecía que la mente de algunos jugadores estaba dividida entre lo que sucedía en la costa sur y el reto amarillo del miércoles siguiente. Y para empeorar la situación, mañana se completa la trilogía previa a la Champions con la visita del West Brom a Highbury. Ya no puden ceder más puntos y el rival se está jugando el descenso, por lo que, pese a la diferencia de calidad, los "gunners" deberán poner los cinco sentidos para sacar adelante el encuentro. Donde no habrá distracción alguna será esta noche en Manchester. El United, con casi toda probabilidad, se situará a cuatro puntos del Chelsea derrotando a un Sunderland que confirmará su descenso. Estos sí que están centrados en su liga.

jueves, abril 13, 2006

Los sueños rotos

Ni Calais, ni Montpellier, ni Sankt-Pauli. Se esfumaron los sueños de los modestos en un miércoles muy copero cuyos partidos románticos tuvieron un desenlace muy convencional. Ni siquiera el Palermo estará en la final de la Coppa de Italia, que será una repetición de la del año pasado. La gran gesta de la temporada puede escribirla el Middlesbrough, que ya se ha metido en dos semis y que está sabiendo sacar provecho de su mayor virtud: la pegada. Quizá lo que le faltó a alguno de los modestos que se quedó en el camino.

Por plantilla, sorprende la posición del Montpellier en la zona media de la segunda división francesa. Debería luchar por el ascenso y ser uno de los grandes favoritos, pero en cambio se ha pasado la mitad de la temporada en los puestos bajos. Tras lo visto ayer en la Route de Lorient, más inexplicable resulta que el buen equipo del Hérault tenga que presenciar la Ligue 1 por televisión. Posee individualidades de categoría superior: el lateral Julio Colombo, el medio centro y corazón del equipo Bruno Carotti y los dos delanteros, Hervé Bugnet y Jerôme Lafourcade. No sólo eso: ayer en Rennes se comportó como un equipo serio, maduro, capaz de tocar el balón en algunos periodos del encuentro y de aguantarle ochenta minutos un empate a uno al equipo del momento en el fútbol francés -los bretones llevaban nueve triunfos consecutivos en todas las competiciones y están en puestos de Champions League-. La resistencia duró hasta una prórroga loca, que tuvo seis goles y que configuró el marcador final de 5-3. Allí sí se pudieron ver algunas lagunas defensivas -y del portero-, pero resulta comprensible por el cansancio y por el acoso continuado de un equipo que llega a veces con seis jugadores al área contraria.

Los cuartos de final de la Coupe de France dejaron para el final el choque más especial de la ronda: un Calais-Nantes que no podía desligarse de lo sucedido en Saint-Dennis en el 2000. Y como en aquella ocasión, el grande derrotó al pequeño en el último minuto, con un gol de un jugador que vivió aquel famoso partido: Fréderic Da Rocha. Al menos el golpe no fue tan cruel esta vez, ya que no llegó desde el punto de penalti, pero sin duda hizo recordar a la hinchada norteña las lágrimas de aquella tarde parisina en la que todo el fútbol francés -y también el europeo que se interesó por el choque- apoyó a su modesto equipo. Las crónicas del partido de ayer indican que el Calais dominó el juego y mereció más. Pero sólo habrá equipos de primera división en unas atractivas semifinales que se han sorteado esta mañana: Marsella-Rennes y Nantes-PSG. Se ha evitado el clásico entre los dos gigantes y el derbi de la "Bretaña histórica". ¿Se verá alguno de los dos en la final?

La historia del Sankt-Pauli - Bayern fue la típica de un partido entre un grande y un pequeño. A la voluntad y empuje del modesto responde el gigante con mayor efectividad. Los de Magath, que no podían permitirse generar más dudas tras su derrota en Bremen, se adelantaron enseguida con un gran disparo de Owen Hargreaves. Pero no sentenciaron hasta el final y pasaron agobios en varias jugadas más propias de partidillos en los recreos de los patios de colegio. Los delanteros locales intentaban disparar entre un bosque de piernas y apenas contactaban con el balón, mientras el Bayern ponía frente a la portería a una muralla de jugadores -como si jugara la Champions ante un equipo técnicamente superior-. Pero Pizarro resolvió a la contra y el marcador fue más holgado que el partido: 0-3. Los bávaros se medirán al Eintracht en una final aparentemente desequilibrada y tocan con la yema de los dedos otro doblete mientras reciben críticas por su juego. Typisch vom Bayern.

miércoles, abril 12, 2006

Campeones prematuros

El mismo día que se confirmaban las semifinales de la Champions, el Celtic de Glasgow se proclamaba campeón de Escocia. Era la primera liga europea de cierto nivel que se decidía, aunque pronto se le añadiría la holandesa, con el PSV reteniendo el título de la Eredivisie el pasado domingo -o sea, el día que renacía la emoción en Alemania y se mantenía en Inglaterra-. No le prestamos, ni a un campeonato ni a otro, la atención que merecían. Hagámoslo hoy para abrir boca antes de una tarde-noche eminentemente futbolística.

Cuando Martin O'Neill anunció su adiós al banquillo del Celtic, se presumía un año duro en el East End de Glasgow. Se iba el entrenador que había conseguido devolver al conjunto católico a la supremacía del fútbol escocés, dominado absolutamente por el Rangers antes de su llegada. Incluso se había asomado a la gloria europea, con esa histórica final de Sevilla eliminando al Liverpool en el camino con un mítico 0-2 en Anfield. Se iba el hombre milagro y ocupaba su puesto Gordon Strachan, que como técnico sólo había dirigido a los modestos Coventry y Southampton en la Premier League. Las dudas que en cierta medida podía suscitar su fichaje se hicieron reales y astronómicas esa fatídica tarde de Bratislava, cuando el desconocido Artmedia le endosó al Celtic un durísimo 5-0 en la segunda previa de la Champions. Se avecinaba un año sin competición internacional, ya que la eliminación no traía ni el consuelo de la UEFA. El sábado siguiente, en el debut de la SPL, Craig Beattie evitó una humillante derrota en Motherwell anotando el 4-4 en el tiempo de descuento. Nueve goles encajados en dos partidos condenaron a David Marshall, el héroe del Camp Nou en 2004, y la titularidad en la portería recayó en Artur Boruc, portero polaco que había llegado junto al delantero Maciej Zurawski. Se intentó la remontada ante el Artmedia, que se quedó a un gol de hacerse realidad (4-0). Esa noche se empezó a adivinar que quizá ese equipo sí tenía futuro y que los tropiezos anteriores habían sido meras novatadas. Se encadenó una buena racha de resultados hasta la derrota en Ibrox por 3-1 en un Old Firm muy caliente, pero desde entonces el equipo de Strachan puso la directa, sumó de tres en tres, adelantó al sorprendente Hearts y abrió un hueco inmenso con un Rangers desconocido. Los dos grandes fichajes de la temporada han dado el rendimiento esperado. Zurawski empieza a llenar el vacío dejado por Henrik Larsson: le costó arrancar, pero ha acabado saliendo casi a gol por partido (18 en todas las competiciones, se perdió más de dos meses por lesión). Y el japonés Shunzuke Nakamura, pese a la difícil adaptación al juego físico de las islas -no olvidemos que su estilo es más bien sudamericano, aunque resulte asombroso e inexplicable-, ha terminado por convencer con su enorme talento. Si a ello le sumamos la explosión de canteranos como Craig Beattie en la primera mitad de la temporada, de Shaun Maloney en la segunda y del central goleador Stephen McManus durante todo el año, queda claro que la transición ha sido rápida y que se ha construido un equipo nuevo con madera de campeón. Sin olvidarnos del rendimiento de los clásicos Bobo Baldé, Stilian Petrov, John Hartson (máximo goleador con 17 tantos en liga) y un Neil Lennon que ya ejerce de gran capitán y que forma un doble pivote junto a Roy Keane repleto de simbolismo y soñado por toda la hinchada. Con el doblete de Copa de la Liga y SPL (se frustró la Copa en una mala tarde en Clyde el día que debutaba "Keano"), Strachan ha convertido el cuestionamiento inicial en convicción firme. Celtic Park ya le adora y suspira porque el año que viene, en la Champions, consiga lo único que se le atragantó a O'Neill: superar la primera fase y codearse con los gigantes.

Guus Hiddink, un mito en Eindhoven, se enfrentaba por segunda vez a una misión casi imposible. El año anterior, pese a la marcha de Arjen Robben, Mateja Kezman y Dennis Rommedahl, había conseguido el título de liga y una sorprendente plaza en semifinales de la Champions, donde además mereció eliminar al Milan en opinión de todos los críticos. Como tantos otros veranos, las estrellas del PSV que habían brillado en el escaparate europeo se marcharon a ligas más competitivas. Nada más y nada menos que cinco titulares dejaron el equipo: Wilfred Bouma, Lee Young-Pyo, Johann Vogel, Mark van Bommel y Park-Ji Sung. Lo que llegó no parecía del nivel de lo que se había ido: un ya muy veterano Michael Reiziger, un Timmy Simons que sólo había jugado en el fútbol belga, un Arouna Koné que llegó tarde y no pudo ser inscrito en Champions y un Jason Culina cuyo gran mérito fue haber coincidido con Hiddink en la selección australiana. Sólo el marfileño parecía un refuerzo de nivel, pero el prodigioso entrenador supo sacarse de la chistera un par de jóvenes de la cantera muy interesantes: el centrocampista ofensivo Ibrahim Afellay, que ya había aparecido el año anterior pero que ahora se convirtió en fijo, y el tres años más joven Ismael Aissati, casi un clon futbolístico del primero por condiciones físicas y técnicas. Pero quizá la clave del éxito haya sido la eclosión de Jefferson Farfán, que ha rendido muy por encima de su primer año en Holanda (19 goles por 8). Con todo ello, el PSV ha armado un conjunto compensado, quizá el único fiable de un campeonato en el que el Ajax se abandonó enseguida -quizá agarrándose a la excusa de este extraño play-off que le dejaba con opciones de Champions pese a estar quince puntos por detrás del segundo-, en el que el Feyenoord no supo aguantar la presión y en el que el AZ mucho ha hecho llegando a la penúltima jornada en segunda posición. Y ha ganado el torneo con una facilidad pasmosa, absolutamente sobrado, cerrando con nota un ciclo en el que Hiddink ha confirmado su fama de sacar un rendimiento extraordinario a plantillas aparentemente normalitas.

lunes, abril 10, 2006

¿Hay o no hay ligas?

Parecía escrito que las grandes ligas europeas repetirían el mismo campeón de la temporada anterior. A poco más de un mes del final de los torneos, esta posibilidad sigue siendo la más probable, pero en algunos campeonatos se ha abierto un resquicio de luz, una puerta a la emoción. No es el caso de la liga española ni de la francesa, donde Barça y Lyon confirmarán su dominio en breve. Pero menos claro está que Bayern, Chelsea y Juventus -ordenados de mayor a menor grado de incertidumbre- reediten sus títulos respectivos. El fin de semana nos deja una pregunta clara: ¿hay liga en Alemania, Inglaterra e Italia?

Mencionar la palabra "Bundesliga" suele hacernos pensar en un coto privado del Bayern Munich. Es cierto que ha conseguido cinco de los últimos siete títulos -sólo rompieron la hegemonía el Dortmund en 2002 y el Bremen en 2004- y que es quizá la única institución futbolística del país que pertenece actualmente a la élite europea, al club de los mediáticos. Sin embargo, no se produce en Alemania de forma tan descarada el fenómeno que sí encontramos en Francia, donde sólo hay a día de hoy un equipo con posibilidades de ganar la liga y de llegar lejos en Europa. Werder Bremen y Schalke pertenecen a una clase media-alta en un panorama continental y son capaces de competir con el gigante en el torneo doméstico. Sin embargo, ha emergido un cuarto equipo que es el que realmente está poniendo en duda el vigésimo campeonato alemán del Bayern. Tras los resultados del fin de semana, con la exagerada derrota del líder en Bremen y la victoria del Hamburgo ante el Gladbach, el campeón de Europa de 1983 se ha colocado a sólo cuatro puntos de la cima. En la ciudad norteña, la segunda en población del país, sueñan con conseguir un título que se les resiste desde hace 23 años -su última Bundesliga lleva inscrita la misma fecha que la Copa de Europa-. No será nada fácil, ya que el Bayern es un experto en manejarse en situaciones límite y en arrebatar títulos en las últimas jornadas -que se lo pregunten, por ejemplo, a Leverkusen y Schalke-. Veamos el calendario que les queda a los dos equipos y a un tercero, el Bremen, que está a siete puntos (y al que incluímos en la terna porque se encuentra a la misma distancia que el segundo en Inglaterra e Italia).

Bayern (66): Bielefeld (c), Mainz (f), Stuttgart (c), Kaiserslautern (f), Dortmund (c).
Hamburgo (62): Duisburgo (f), Leverkusen (c), Colonia (f), Hertha (f), Bremen (c).
Bremen (59): Wolfsburgo (f), Schalke (c), Duisburgo (f), Colonia (c), Hamburgo (f).

El grado de dificultad parece similar. Los tres tienen dos visitas en campos donde el contrincante se estará jugando el descenso y terminan con un duelo terrible ante un rival histórico que querrá frustrarles sus opciones de campeonato. El Bayern tiene un partido más en casa, lo que sumado a su ventaja le coloca como claro favorito. Sin embargo, da la sensación que si el Hamburgo ganase todo lo que queda -altamente improbable-, sería campeón. Lo del Bremen es casi una utopía.

No hace falta extendernos mucho sobre contextos y evoluciones en Inglaterra, pues analizamos prácticamente cada semana la situación de la Premier. Sí que nos vamos a detener en lo sucedido esta jornada, que puede tener varias interpretaciones. Los datos dicen que la diferencia sigue siendo de siete puntos y que queda una jornada menos. El Chelsea pensará que ha salido reforzado tras su demostración de poderío y confianza, remontando un 0-1 con diez jugadores y convirtiendo el miedo inicial en una goleada placentera ante el West Ham (4-1). Fue un puñetazo encima de la mesa, no hay duda sobre ello, pero en realidad esta era una jornada mucho más propicia para los "blues" que para el Manchester United. Pocos podían creer en que los de Mourinho se dejarían puntos en quizá el partido más asequible que les quedaba hasta el final, y en cambio sí era más factible que la racha de los "red devils" terminase ante un eufórico Arsenal. Por lo tanto, mantener el mismo escenario tras haber ganado al equipo de moda del fútbol europeo traerá conclusiones positivas en Old Trafford, donde Wayne Rooney añadió más méritos a su candidatura a jugador del año en la Premier -galardón que parecía destinado a Frank Lampard pero que puede sufrir un giro inesperado a última hora tras el alarmante bajón del 8 del Chelsea-. Lo negativo de la jornada para ellos es que el rival parece haber recuperado la moral, aunque eso debe confirmarlo fuera de casa, que es de hecho donde se ha dejado diez puntos en sus cinco últimas visitas. Veamos lo que les queda a uno y a otro.

Chelsea (82): Bolton (f), Everton (c), Man Utd (c), Blackburn (f), Newcastle (f).
Man Utd (75): Sunderland (c), Tottenham (f), Middlesbrough (c), Chelsea (f), Charlton (c).

El calendario indica que hay más liga de la que parece. El United tiene tres partidos muy accesibles en casa ante equipos que no se juegan nada (y uno de ellos más pendiente de otros torneos) y si consigue ganar los dos encuentros difíciles que tiene en Londres, el título puede ser suyo. Obviamente estamos hablando de una tarea durísima, pero su momento de forma actual, con nueve victorias consecutivas, no lo hace descartable. Tampoco lo es que el Chelsea pierda cuatro puntos en tres desplazamientos complicados, aunque por la ventaja que lleva hay que seguir dándole como favorito.

Y donde menos probable parece la sorpresa final es en Italia, pero la Juve lleva ya algún tiempo con el freno de mano puesto, perdiendo puntos como si no importase. La diferencia es la misma que en Inglaterra, pero en este caso no hay duelo directo y además el perseguidor tiene una distracción gigantesca como es la Champions. Con el 0-1 ante la Fiore parecía que se abría el campeonato, pero el gol de Del Piero, pese a suponer sólo un punto más, fulminó en gran medida esa sensación. El Milan es capaz de arrollar en los partidos que quedan como lo hizo ante el Chievo, con un Kaká imparable, pero la duda es saber si correría el riesgo de intentarlo los fines de semana previos a los cruces de Champions ante el Barça. Veamos qué indica el calendario.

Juventus (80): Cagliari (f), Lazio (c), Siena (f), Palermo (c), Reggina (f).
Milan (73): Inter (c), Messina (f), Livorno (c), Parma (f), Roma (c).

Es una agenda de dificultad parecida, pero el Milan tiene dos encuentros muy duros justo antes de la Champions. No podemos saber si Reggina y Roma se jugarán algo en la última jornada, pero ver a la Juve perder la liga en Reggio Calabria, ante un equipo tremendamente inferior, se antoja complicado. Pronóstico claro a favor de los de Capello.

viernes, abril 07, 2006

Todo es posible en esta UEFA

Tuvo la jornada UEFA, aparentemente resuelta en la mayoría de cruces, un componente común: la fe en las remontadas, el no abandonarse ante un objetivo casi imposible, el deseo de borrar del vocabulario futbolístico aquella etiqueta que reza "eliminatoria sentenciada". Luego las hazañas pudieron concretarse o no, pero el empeño de un par o tres de equipos devolvieron la emoción a partidos liquidados y animaron la tarde al espectador que sigue disfrutando con el torneo más democrático del fútbol europeo.

Postal romántica en San Petersburgo. En un estadio grandilocuente, los tonos apagados dibujaban el cuadro de la Europa lejana. El azul del cielo que se resiste a oscurecer, pero que ya no brilla. Y el marrón dominante en un terreno de juego singular, nada herboso, pero en el que el balón circulaba sorprendentemente bien. Copos de nieve cayendo sobre el campo pero incapaces de cuajar sobre el milagroso terreno. Valientes en la grada sin camiseta, tan valientes como su Zenit, que creía en la remontada. Y que jugó una hora primorosa, poniendo nervioso al Sevilla con el gol de Young-Min Hyun y con las múltiples llegadas comandadas por un soberbio Aleksandr Kerzhakov, un futbolista ya definitivamente listo para dar el salto a un campeonato más importante. Su movilidad, sus gestos técnicos, su capacidad para pararse cuando la jugada lo requiere... Fue un festival de fútbol bien jugado, una actuación individual portentosa, un grito reclamando atención al que supieron agarrarse sus compañeros para buscar la hombrada. Interesantes el zurdo Radek Sirl y el joven Oleg Vlasov. Pero resistió el Sevilla y en una contra terminó con todo el coraje local. Justo semifinalista el equipo de Juande, que machacó en la ida a un conjunto más que decente y que disputará una eliminatoria apasionante ante el Schalke.

Otro intento infructuoso de volteo imposible: el del Levski en Gelsenkirshen. Emil Angelov firmó su cuarto gol en esta UEFA para hacer creer a un club que lo tiró todo por la borda tras la derrota de Sofia, con una pataleta exagerada por la actuación de Mike Riley. Lincoln, el jugador diferente del Schalke, el que le hace crecer, apareció para tranquilizar los nervios de una hinchada que sueña con el segundo título europeo en una década. Lo más reseñable que nos ha dejado el equipo búlgaro en su notable camino europeo, goleador y mito Borimirov a parte, ha sido el medio centro Stanislav Angelov -muy correcto en la entrega, peleón y disciplinado tácticamente- y algún detalle del extremo Dimitar Telkiyski. Hay muchas esperanzas puestas en el joven Valeri Domovchiyski -19 años-, pero en esta UEFA no se ha mostrado excesivamente. Se quedan sin premio gordo, pero han conseguido que lejos de allí, algunos nos interesemos desde ahora por sus resultados en la liga búlgara, consultemos quién marca los goles y sigamos con cierto interés su pulso por el título con el CSKA. Que muchas veces, se trata de eso: situarse en el mapa. Y ese ha sido ya un gran triunfo para el Levsi.

El derbi de Bucarest había despertado una expectación inmensa y acabó siendo decepcionante en términos de juego. Mucha tensión, enorme respeto y esfuerzos justos para asegurar lo que realmente importaba: el pase a semis. No brillaron esta vez los Nicolita y Dica, excelentes puntales de un Steaua madurísimo y capaz de llevarse el torneo, pero cumplieron el objetivo y estallaron de júbilo al final del partido. Rumanía está firmando una temporada europea impresionante, que inició el Cluj con su final de la Intertoto y que siguieron Dinamo -manita al Everton incluida-, Rapid y el propio Steaua con resultados muy llamativos en la UEFA. Ahora quieren un poco más y nadie se atreverá a decir que tienen menos opciones que el Middlesbrough en otro cruce de enorme contraste cultural y de pronóstico incierto. Son además los únicos supervivientes de la Europa del Este, gran protagonista de esta edición.

Pero lo mejor llegó en Middlesbrough, en la que el club inglés ya ha definido en su web oficial como una de las noches más grandes de la historia del Boro. Con el 2-0 de la ida y el 0-1 que anotó Eduardo a los 23 minutos, el pase del equipo suizo a semifinales parecía un hecho. Muy pocos en Riverside creían en la remontada, quizá sólo Mark Viduka, que empató a uno en una jugada personal de furia. El australiano repitió en la segunda parte para multiplicar la fe en la remontada, que seguía viéndose muy lejos incluso tras la expulsión de Majstorovic. Quedaban poco más de diez minutos y los de McLaren seguían precisando dos goles. El técnico, uno de los que suenan como futurible seleccionador inglés, había introducido a Hasselbaink y a Maccarone, sin retirar a Yakubu ni al goleador "aussie". Jugaba, por lo tanto, con cuatro delanteros, una comprensible actitud arriesgada en busca del milagro. Y los cambios dieron resultado, ya que fueron el holandés y el italiano -que costó 12 millones de euros hace cuatro años y que ha tenido un rendimiento discutible- los que completaron el 4-1 necesario para citarse con el Steaua en la penúltima ronda. Hoy es todo euforia en la ciudad del noreste de Inglaterra, que parecía destinada a vivir otra temporada mediocre y por debajo de las ambiciosas expectativas. Nada de eso. El Boro está en disposición de luchar por dos títulos -tiene pendiente el replay de cuartos de la FA Cup ante el Charlton en su propio estadio-, por lo que esta podría acabar siendo la mejor campaña de la historia del club.

miércoles, abril 05, 2006

La sorpresa, los grados de sufrimiento

Barça y Arsenal cumplieron los pronósticos que los situaban como claros favoritos después de los partidos de ida. No hubo sorpresas, pero sí fue inesperada la situación con la que se llegó a los últimos minutos en los dos estadios. Mientras el equipo catalán tuvo que sobreponerse a un par de sustos de cierta consideración ante lo escueto del resultado, los de Wenger casi ni sufrieron en todo el partido. Es más, estuvieron más cerca del gol que una Juve inoperante e incapaz de inquietar a una defensa de nuevo segurísima, que bate récords en Europa y que incluso ha afianzado a Mathieu Flamini como un lateral izquierdo que cumple. Es decir: hubo más emoción en el enfrentamiento teóricamente más desequilibrado de los cuartos de final que en uno en el que el más grande debía remontar.

Lo del Camp Nou no parecía un cruce de la envergadura que se le supone a una antepenúltima ronda de la Champions. Con el marcador ajustado, no se respiraba gran tensión en la grada. Y ello nos deja dos conclusiones: la complacencia de un Barça que no forzó la máquina para liquidar antes cualquier duda -algo que debería exigírsele- y el pobre nivel del Benfica, indigno de estar entre los ocho mejores de Europa. Pocos equipos en el continente -de los que pelean a estas alturas de competición, se entiende- adolecen de una carencia tan acusada de jugadores desequilibrantes en el centro del campo. Su trivote está lleno de complementos: Manuel Fernandes, Beto, Petit... Buenos acompañantes -unos más que otros, el brasileño es el peor- de un organizador inexistente. Como protagonistas principales, el papel le queda enorme a cualquiera de los tres. Otro detalle interesante es el buen rendimiento de Iniesta en la posición de medio centro. Recuerda al caso de Andrea Pirlo, un media punta reconvertido a medio centro que cambió el concepto del "5" en el fútbol italiano. Quizá estemos asistiendo al inicio de un descubrimiento de grandes proporciones, aunque hay que advertir un par de "peros" que lo convierten en improbable: no hay un Gattuso en el Barça que se dedique únicamente a ejercer el trabajo sucio y las condiciones del de Fuentealbilla son idóneas para un enganche, ya sea en un 4-2-3-1 o en un 4-3-1-2. Sin embargo, parece que en un sistema 4-3-3 como el que emplea Rijkaard -y que no le favorece al no existir esa posición de "10"- puede tener más cabida donde ha actuado en los últimos partidos que como interior. Es un jugador que reclama un papel central para tocar, y aunque esté mucho más retrasado, le es más fácil jugar en la mitad del campo que algo caído a una banda, donde a veces se pierde.

El Arsenal sacó de nuevo ese 4-1-4-1 -Wenger le llama 4-3-3 ya que considera a los extremos como delanteros- que sólo utiliza en Champions y en los partidos duros de la Premier. Muy serio en defensa, con personalidad en el centro del campo, el equipo inglés apenas vio peligrar su clasificación. Sólo pudo hacer pensarlo las ocasiones que perdonó -pero eso ya es marca de la casa en un equipo que llega tanto-, pero en las raras veces en las que la Juve disparó a puerta se encontró con un Lehmann soberbio que pide a gritos la titularidad en el Mundial. Se discutirá una vez más a Zlatan Ibrahimovic tras otra actuación pobre en términos de productividad, aunque tampoco la propuesta de Capello fue muy atrevida optando por Giannichedda en detrimento de Blasi. La Juve, que firmará una temporada idéntica a la anterior -campeona de liga y eliminada en cuartos de final en Europa tras no poder remontarle a un equipo inglés en casa-, terminó desquiciada, con Nedved como tercer expulsado del cruce por una terrible entrada a Eboué. Habiendo conseguido su primer pase a unas semifinales de la Champions y encontrándose en un estado de gracia similar al que se eternizó hace dos campañas, el Arsenal se sentirá favorito en las semifinales ante el Villarreal. Habrá tiempo para analizar los nuevos cruces, pero está claro que estas etiquetas sirven de poco. El Madrid y la Juve partían con ellas.

La diferencia fue Román

No tiene el Inter ningún jugador del peso específico de Juan Román Riquelme. Nadie capaz de dominar un partido, de marcar el ritmo del juego, de asumir el protagonismo y absorber toda la responsabilidad. Nadie que invente una vez tras otra, que ilumine a sus compañeros, que ejerza de faro y al mismo tiempo de motor. Los "nerazzurri" son un equipo de zarpazos, con mucha pegada arriba, pero con un centro del campo demasiado plano en el que Verón se ha convertido en un futbolista mediocre y en el que Figo está a años luz del jugador que fue. Que Esteban Cambiasso sea el hombre de la temporada habla a las claras del momento real de una plantilla sobrevalorada, suficiente para ganar muchos partidos ante equipos medios pero condenada a naufragar frente a conjuntos capaces de mandar. Podía bastarles ese carácter de boxeador para eliminar al Villarreal. Podía, siempre que Román no estuviese inspirado. No sólo lo estuvo, sino que probablemente firmó una de las mejores actuaciones individuales de cualquier jugador en esta Champions. Suele haber detrás de un equipo con poco nombre que alcanza un éxito inesperado la figura de un futbolista sobresaliente, absolutamente desequilibrante, de los que hacen crecer a un equipo, de los que los mejoran de forma exponencial. No cabe duda de que estamos ante un caso de este tipo.

Perseguía el Lyon el mismo objetivo que el equipo castellonense, pero tampoco los franceses tienen a un Riquelme. Aunque quizá no fuese ese el problema, porque su juego colectivo está al nivel de los mejores de Europa. Lo que añoró el equipo de Houllier fue un delantero de los de veinte goles por temporada. En liga puedes permitirte tener dos que lleguen a diez, pero en los partidos clave necesitas un matador que no te remate al poste cuando tenga la ocasión de decidir la eliminatoria. Inzaghi, el hombre de los goles feos, el ariete de la fe, hizo posible un nuevo triunfo milanista "a la italiana". Como hace tres años ante el Ajax, como la temporada pasada ante el PSV. El Lyon dominó el partido, pero falló en las áreas. Perdonó demasiado en la de un Dida cada vez más calamitoso y falló en el momento clave en defensa, cuando Abidal se quedó a medio camino entre el balón y Shevchenko, al que perdió de vista en el 2-1. Ni la mano impresionante del grandioso Coupet pudo evitar un desenlace cruel, pero no hay acción más futbolística que meter el balón en la portería contraria. Y este arte, que no aparece en los anuncios de Nike ni en los de Adidas, Pippo lo domina como pocos. Fue el otro gran triunfador de la jornada.

martes, abril 04, 2006

Gretna: ¿de la nada a Europa?

Gretna, como todos los pueblos fronterizos, tiene sus historias curiosas. En el siglo XIX, la ley inglesa no permitía a los jóvenes menores de 21 años casarse sin la autorización paterna. Las parejas furtivas se escapaban al norte, cruzaban el límite con Escocia y contraían matrimonio allí. Se creó una gran industria del sector para absorber la demanda y, aún hoy en día, una de cada seis bodas que se celebran en Escocia tienen lugar en la zona.

Ya en fútbol, Gretna ha sufrido las consecuencias de su indefinición identitaria, de ser un poco de aquí pero también un poco de allí. Históricamente, su club de fútbol jugó en las ligas del norte de Inglaterra, pero naufragaba en las categorías no profesionales. Pidió repetidamente el ingreso a la federación escocesa. Parecía un movimiento lógico: al fin y al cabo, está en su territorio. Rechazaron su admisión en 1993 y en 1999, para acabar aceptándola en junio de 2002. El club empezó en la cuarta división y se clasificó en quinta y tercera posición en sus dos primeras temporadas. Aceptables resultados, pero no suficientes para el multimillonario presidente Brooks Mileson, empeñado en liderar una subida meteórica hacia la élite. Al tercer intento se consiguió el ascenso a tercera con unos registros impresionantes: 98 puntos y 130 goles a favor. Habían llegado jugadores de nivel de Premier League, así que la división superior enseguida quedaría también pequeña. Tras 30 jornadas disputadas de la Division Two, el Gretna le saca 16 puntos al segundo -Morton- y 25 al tercero -Peterhead-. El ascenso matemático fue una realidad a mediados de marzo, así que pudieron concentrarse en el otro gran objetivo de la temporada: la Copa. Ya habían eliminado a tres equipos de segunda -St.Johnstone, Clyde y St.Mirren- y les esperaba el cuarto, el Dundee, recién descendido de la SPL, en un escenario mítico: Hampden Park.

Y ganaron fácil. 3-0, todo un aviso al fútbol escocés de que llega pisando fuerte un club con futuro evidente en la máxima categoría. Está ya en proceso de construcción un campo para 6.000 espectadores que cumpla los requisitos mínimos de la SPL -en el actual caben 3.000-. En la semifinal ante el Dundee, abrió el camino del triunfo Kenny Deuchar, el hombre récord de los 38 goles la pasada campaña en cuarta división. El día siguiente conocieron su rival en la final: el Hearts, que derrotó por 4-0 al otro equipo de Edimburgo, el Hibernian. Va a ser muy complicado que consigan el título, ya que si el Gretna tiene sueños de grandeza, mucho más acusados son en el club presidido por el mecenas lituano Romanov, que ya se ha cargado a dos entrenadores pese al segundo puesto en la Premier por delante del Rangers. La buena noticia de enfrentarse a un equipo tan poderoso en la final es que ello puede garantizar la presencia en la próxima UEFA Cup aún perdiendo. Si el Hearts mantiene su puesto de Champions League, el subcampeón de Copa tendrá billete directo a Europa. Así que, paradójicamente, los hinchas del Gretna apoyarán en la Liga al que será su contrincante en el partido más grande de la historia del club. Y es que si finalmente el Hearts terminara tercero, sería el quinto de la Premier y no el perdedor de la final de Copa el que jugaría fútbol continental. Pero para evitar carambolas, y sobretodo para conseguir un trofeo histórico, la consigna es obrar el milagro el 13 de mayo en Hampden Park. De la nada a Europa hay muy pocos pasos. Al menos para el Gretna.

lunes, abril 03, 2006

De cuatro a seis

Sabrán los habituales de este blog que mi torneo doméstico favorito es la Premier League. Por tardes como la de ayer, por ejemplo. En las dos horas que transcurrieron entre las cuatro y las seis (las tres y las cinco en Inglaterra), vivimos una exhibición impresionante del Arsenal con catálogo de golazos incluido y, lo más importante, cómo la pretendidamente tediosa liga inglesa 2005-2006 recobraba la vida. Para ser justos, a ello contribuyó sobretodo el partido de las 13:45, un Birmingham-Chelsea horroroso que sólo sirvió para eso, para darle emoción al campeonato. Pero lo del horario clásico fue gigante. Show en Highbury de un equipo que se ha encontrado por fin a sí mismo y que ya saca a relucir todo su talento, que era ya inmenso cuando naufragaba por el séptimo puesto. Golpe encima de la mesa del Man Utd en Bolton, campo dificilísimo, remontando un gol en contra, yéndose a por el partido porque su meta no puede ser otra que intentar cazar al inalcanzable. Diez puntos a las cuatro, siete a las seis. Siete. Son muchos, siete, ¿no? Lo son. Si hace un mes, en la liga X, A y B hubiesen estado igualados y hoy A le sacara siete puntos a B, diríamos que A ha sentenciado la liga. No es el caso. El domingo 5 de febrero, el Chelsea le sacaba 15 puntos al Manchester United, lo que me llevó a escribir un artículo titulado "Champion Chelsea". Quizá, como me contestó Judi en los comentarios, vamos a acabar riéndonos mucho al recordarlo. Hoy, menos de dos meses después, la diferencia se ha reducido a más de la mitad. Y queda un Chelsea-Man Utd. En el Bridge, cierto, pero sobra decir qué equipo llegará más en forma si se mantienen las dinámicas actuales. La prensa inglesa mete presión -o más bien vende su producto- preguntándose si el Chelsea hará un "Devon Loch", en referencia a un caballo que en 1956 tenía ganado el Gran National y sufrió un percance a 45 metros de la meta, a la que no pudo llegar. Los de Mourinho tienen que ir aún a Bolton, Blackburn y Newcastle. Para temblar. Para disfrutar.

¿Y por qué ha sucedido todo esto? ¿Por qué este Chelsea se ha vuelto tan gris, tan plano, tan previsible, tan incapaz de arrollar a los contrarios? Difícil pregunta. En realidad, no lo sé. Sólo puedo intentar buscar respuestas. Creo que la eliminación de la Champions hizo mucho daño al ánimo de unos jugadores que se sentían invencibles. En fútbol, la soberbia bien entendida es positiva. Me refiero a aquella que no te conduce a la relajación, sino que te hace estar plenamente convencido del triunfo, que te permite jugar con la máxima confianza, con el convencimiento de que te irás del rival seguro y de que tu disparo entrará por la escuadra. El Chelsea ha perdido esta chispa. Se empieza a sentir vulgar, porque vulgar le hizo parecer el Barça. Segunda razón: el alarmante bajón de Frank Lampard (12 goles en 18 jornadas, 2 en las 14 siguientes). Eso es aún más difícil de explicar. Cansancio por acumulación de partidos (aunque está acostumbradísimo a jugar siempre), desorientación por sus constantes cambios de posición (no es lo mismo jugar siempre con Makelele y Essien que ir variando por la alternancia entre el ghanés y Gudjohnsen)... Sea lo que sea, el pobre rendimiento del segundo mejor jugador del mundo el año 2005 (según France Football y la FIFA, aquí ya dije que me parecía el primero) lo está acusando mucho un Chelsea que empieza a sentirse inseguro por primera vez desde la llega del Special One.

Nos quedan más tardes de emoción en esta Premier, en la que el United se siente ahora como los "blues" al principio. Aunque son menos sólidos en el centro del campo, tienen mucha más pegada e invención arriba. Ya no parece importar que jueguen O'Shea y Fletcher. Cuando un equipo funciona también lo hacen sus piezas más flojas. Curioso que la reacción haya llegado con la extraña decisión de cambiar a van Nistelrooy por Saha. Ferguson no deja de sorprenderme, es el entrenador al que menos cambios le adivino. Podemos creer en la posibilidad de la remontada histórica o no hacerlo. Yo tengo claro qué opción voy a tomar. Aunque sólo sea para seguir viviendo con intensidad jornadas como la del sábado pasado de cuatro a seis.