martes, septiembre 30, 2008

Mounier, la primera apuesta lionesa de Puel

Las ligas europeas prometen emociones fuertes. Casi todas nos han obsequiado con un inicio esperanzador, dibujando un horizonte repleto de emoción y pelea hasta el final. Menos la Ligue 1, fiel a su cita con el dominio de un tirano que amenaza con serlo aún más esta campaña. Y no es extraño. Ya comentamos cuando empezaba el torneo galo que había motivos suficientes para pensar que la distancia con los perseguidores podía incluso aumentar. Gana sin brillar, a veces con penaltis polémicos, pero el Lyon suma de tres en tres mientras los aspirantes tropiezan con regularidad. Puel necesitará tiempo para que su equipo funcione como una máquina perfecta, pero su huella se empieza a notar con el tipo de decisiones que se esperan de él. Lo ficharon como manager, dándole mucha más responsabilidad deportiva que a los entrenadores anteriores. Aulas, impresionado por su trabajo al frente del Lille, quería que construyera un proyecto a largo plazo. En la entidad norteña hizo debutar en el primer equipo a futbolistas como Cabayé -un jugador extraordinario al que hay que seguir sin perder detalle-, Débuchy, Fauvergue o Mirallas. En Lyon no ha tardado demasiado en darle la alternativa al primer chaval del filial: Anthony Mounier.

Hasta ahora, este joven extremo zurdo nacido en Aubenas (a medio camino entre Lyon y Marsella) se ha beneficiado de la enorme prioridad que supone para el OL la Champions League. Sus dos titularidades en la Ligue 1 han llegado los fines de semana anteriores a las dos primeras jornadas de la máxima competición continental. Pero Puel ha apostado por él desde el principio, convirtiéndolo en jugador de la primera plantilla ya en la pretemporada. Es cierto que su debut en la máxima competición se produjo de la mano de Perrin, que le dio 11 minutos el año pasado ante el Toulouse... Pero eso fue todo. Hoy Mounier es uno más, e incluso jugó los últimos instantes ante la Fiorentina para intentar ejercer de revulsivo y desequilibrar el partido. Zurdo, veloz y atrevido, es un extremo profundo y con gran visión de juego, capaz de conducir el balón a alta velocidad y mantenerlo pegado a sus botas. El sábado, contra el Nancy, dio dos magníficas asistencias de gol y se convirtió en el hombre clave del partido. Justo el día en el que cumplía 21 años -es de la generación de Benzema, con quien coincidió en las categorías inferiores-. Quizá lo veamos mañana algún ratito ante el Bayern en uno de los encuentros más interesantes de un martes de Champions apasionante.

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lunes, septiembre 29, 2008

El cuento romántico de los tigres

Phil Brown saltaba por la banda y parecía Jürgen Klopp. Sonreía, se lo pasaba en grande, disfrutaba su momento. El Hull logró el mejor resultado de su historia en el Emirates, un campo en el que sólo había ganado el West Ham un día en el que Robert Green se transformó en un arquero insuperable. Para que el Arsenal pierda en casa tienen que pasar ese tipo de cosas. Ayer el héroe no fue el meta, que sacó un par de balones peligrosos. La culpa la tuvieron los centímetros. Van Persie, Adebayor, Vela... Chutaban y chutaban, siempre desviado por poco, siempre acariciando un gol que se escapaba en el último instante. No jugó mal el equipo de Wenger, que debió ganar bien. No al nivel del show intersemanal, la clase maestra de fútbol adolescente, pero sí lo suficiente para ganarle a un rival que tuvo una fantástica efectividad en ataque. A Geovanni le pasa lo que a tantos otros: lo pones en el Barça, se ve inferior al resto y parece peor de lo que es. Le das la camiseta del Hull City, se sabe la estrella y rinde por encima de sus posibilidades. Su escuadrazo ante Almunia ya forma parte del libro de oro de la Premier League. Hubo cierto romanticismo en la victoria de los tigres. Ese mensaje que nos reconcilia con el viejo sueño del everything is possible.

Más sobre la jornada de la Premier. Fernando Torres decidió en Goodison con dos goles al primer toque. Detalle importante, porque a the kid se le colgó la etiqueta de mal definidor y no es la primera vez que logra marcar con una finalización ejemplar. El Liverpool está arriba, ya dijimos el domingo pasado que el 0-0 ante el Stoke era más accidente que equivocación -porque mereció ganar- y tiene pinta de pelear arriba más tiempo que las últimas campañas. Pero no alcanza por ahora el nivel de un Chelsea que combina de maravilla y que nos deja todas las semanas acciones colectivas de enorme categoría. Lampard vuelve a recordar a su mejor versión y eso siempre es una alegría. Como lo es que el Aston Villa de O'Neill esté tan arriba, siempre impulsado por un Young monumental y un Barry que sería titular en cualquier equipo de la Premier. Buena jornada para los villanos, cuyos rivales más directos en la pelea por la otra liga -la que no juegan los gigantes- perdieron todos. En la derrota del City en Wigan destacaron las diabluras de Amr Zaki, uno de esos egipcios a los que tanto elogiamos en la última Copa África. Era evidente que muchos tenían calidad para jugar en una liga top. Sólo había que atreverse a dar el paso. El Wigan lo hizo y ya está recuperando la inversión.

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miércoles, septiembre 24, 2008

Jordi Gómez, la zurda que te guía

Nueve años después, Swansea y Cardiff se vieron las caras en un encuentro oficial. La Carling Cup se adelantó a la League Championship y nos ofreció la posibilidad de presenciar el gran derbi galés, un espectáculo maravilloso. Todo lo que nos había contado Roberto Martínez era verdad: su equipo juega con mucho criterio, toca, combina, gusta. Mereció la victoria por sus mejores intenciones y la acabó logrando gracias al jugador que más brilló sobre el campo. El barcelonés Jordi Gómez firmó una actuación memorable que se recordará durante muchos años a orillas del río Tawe. Tras deleitarse con su dominio de los tiempos del partido, uno comprende por qué el Espanyol sólo lo cedió al equipo del técnico de Balaguer: no te puedes desprender de una joya como ésta.

Lo de Jordi fue brutal. Personificó el concepto global de fútbol que tenía su equipo. Era el elemento perfecto para convertir en realidad la filosofía teórica de su entrenador. Cuando clavó el 1-0 en una falta directa -con algo de fortuna-, ya estaba siendo el hombre del partido. Después llegó el escándalo. El Cardiff entendió que sólo podía pararlo a base de faltas. Y forzó tres tarjetas amarillas consecutivas, provocando la expulsión de McPhail. Fue un recital de visión, elegancia en la conducción, protección del balón con el cuerpo, ejecución sublime de las entregas con la zurda. Un in crescendo tan adictivo que dolió que terminara el partido. Aunque el Liberty Stadium lo celebró con locura y pasión. Los sueños de Swansea están más vivos que nunca. ¿Hasta dónde llegará esta locura?

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lunes, septiembre 22, 2008

Todo empezó con Mesut

Una hora de partido y un resultado de escándalo. El Bremen había tomado el Allianz Arena de la forma en la que suele hacerlo todo: de la mano de los excesos y la generosidad. Por el resultado, claro, abultadísimo, pero no por el juego. El fútbol nos dibuja con asiduidad pasajes de ironía: teniendo el balón, los de Schaff no le marcaron ningún gol al Anorthosis Famagusta; en cambio, el día en el que asumieron menos riesgos atrás, el día en el que se acercaron a la idea del contragolpe, humillaron al Bayern con una manita. Fue una goleada de zarpazos. De meterla casi siempre que llegaban. Y todo empezó con Mesut. Özil, of course. Con el zurdo ex del Schalke, el número de asistentes geniales se multiplica. A Diego le ha salido un acompañante, por lo que ya no basta con tapar al brasileño. El alemán de origen turco estuvo en los tres tantos iniciales: pase al espacio en el primero, golpeo envenenado en el segundo y zambombazo a la escuadra en el tercero. El Bayern no fue tan horroroso como el marcador parece indicar, pero ahora Klinsi deberá decidir si mantiene la línea de tres centrales o se la carga definitivamente -ya lo hizo en el descanso-.

Los grandes detalles del fin de semana empezaron con Mesut, pero no terminaron ahí. En la Premier, Zola debutaba siendo fiel a los principios que había anunciado. Sacó un 4-3-3 repleto de futbolistas que tocan bien y desorientó al Newcastle con la movilidad de Etherington y Di Michele, que no tenían posiciones fijas. En Anfield, el Stoke empleó el cerrojazo más escandaloso de los últimos tiempos y logró sacar un empate histórico de Liverpool. Un resultado que vuelve a demostrar que cualquier estilo puede ser válido, aunque a los de Pulis les acompañó la fortuna. Poco que reprocharle esta vez a Benítez, que sacó un once con sus máximas estrellas y que debía ser capaz de ganar el partido cómodamente. En Bolton, el Arsenal dio otra clase magistral y no se puso nervioso pese a empezar perdiendo en su campo maldito. Siguió combinando y acabó remontando con una facilidad inaudita. Crece Denilson en la banda izquierda, Song empieza a sentirse titular y Eboué está sorprendiendo con un nivel muy alto en el fútbol de asociación en los últimos encuentros. El empate entre Chelsea y Manchester United deja líder al equipo de Wenger, pero sobre todo nos revela la identidad del primer descartado de Ferguson cuando tuvo a todos sus cracks: Carlos Tévez. Lo de Cristiano Ronaldo se supone que se debe a que aún no ha alcanzado la plenitud física.

Ganaron por fin todos los grandes en Italia, con Ronaldinho y Flamini, teóricos fichajes estelares del Milan, relegados al banquillo en San Siro. Aunque mi nombre propio es Alberto Gilardino, protagonista destacado en todos los partidos que lleva con la Fiorentina. Prandelli sí le da la confianza que Ancelotti le negó y el violinista del gol responde con actuaciones estelares. Excesivamente criticado en la Lombardía, donde sus cifras nunca fueron malas, en la Toscana va camino de demostrarle al mundo su enorme categoría. En Francia el Lyon pone la directa y muchos se preguntan si ya ha lanzado su ataque inalcanzable. El Marsella dominó al Monaco, pero volvió a ceder un empate y Ben Arfa fue suplente por segunda jornada consecutiva -algo que sólo se puede explicar por su reciente lesión, teóricamente ya superada-. En Holanda, el super weekend nos dejó un panorama que reabre el campeonato: el PSV perdió con justicia en Alkmaar, donde Van Gaal fue mucho más valiente que Stevens y ganó el partido con el cambio de Martens. El Ajax no supo mantener su ventaja en Rotterdam y sigue por debajo, mientras Heerenveen y Groningen viven un sueño con su liderato compartido, catapultados por sus respectivos cracks -Beerens y Berg-. Y en Rusia el Rubin casi sentenció un título que sería histórico el mismo día en el que Dzagoev le marcó un doblete al Zenit para reclamar el papel de nueva sensación juvenil del país. Sí, todo empezó con Mesut. Pero pasaron muchas cosas después.

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miércoles, septiembre 17, 2008

Lo de Paulo Bento con Veloso

Probablemente el Sporting habría perdido igualmente en el Camp Nou, ya que no está acostumbrado ni a defender a un rival que toque con tanta velocidad ni a enfocar un partido sin la posesión del balón. Pero lo que hizo Paulo Bento con Miguel Veloso resulta difícil de comprender. Su suplencia no nos cogió por sorpresa, porque ya se había producido en los dos primeros encuentros de la Superliga lusa ante el Trofense y el Braga. Pero eso no rebaja su gravedad. El que probablemente sea el mejor futbolista de la plantilla leonina se pasó una hora en el banquillo y quince minutos en el lateral izquierdo. Casi no se le vio en su puesto, pero esos fueron los mejores momentos de un conjunto que sin él pierde casi todas sus virtudes en el centro del campo.

De Paulo Bento me gusta su atrevimiento con los jóvenes: darle galones a Moutinho, convertir a Veloso en titular indiscutible cuando venía de una cesión a un equipo de segunda división, apostar por Rui Patricio en la portería pese a disponer de todo un internacional como Stojkovic, dar oportunidades a Yannick en ataque... Pero hay que reconocer que el juego no siempre ha estado en correspondencia con los nombres. Jugador por jugador, el Sporting debería haber peleado el último título liguero con el Oporto, y en cambio ya estaba descartado en el ecuador del campeonato. Veías muchos partidos y no entendías cómo era posible que individualmente te gustaran casi todos los futbolistas y en cambio el colectivo no deslumbrara. Quizá esa responsabilidad había que pedírsela al entrenador.

Miguel Veloso es uno de los mejores medios centros defensivos jóvenes de Europa -quizá sea el mejor-. Extraordinario en la colocación, privilegiado en la condición física, finísimo en el golpeo de balón con la zurda, inteligente en la salida de pelota... Lo tiene casi todo. El rombo del año pasado casi no se podía mejorar: él de pivote defensivo, Moutinho e Izmailov de interiores, Romagnoli de media punta. Pero llegó Rochemback y Paulo Bento sentó a Veloso. ¡Y puso a Moutinho de medio centro! El pequeño Joao, en mi opinión, no tiene ni cuerpo para jugar por delante de la defensa ni el talento desequilibrante para ser media punta. Es ideal para jugar de interior, para enlazar entre el uno y el otro, para dar continuidad al juego combinativo. Pero a lo que íbamos: con la decisión de marginar a Veloso, Paulo Bento no sólo está restando potencial deportivo a su escuadra, sino que también está comprometiendo el principal activo económico del club a corto plazo. No puedes pedir lo mismo por tu estrella que por un suplente. Quizá lo que en verano valía veinte millones, hoy sólo valga diez.

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martes, septiembre 16, 2008

Los otros cracks argentinos

Argentinos, móviles, poseedores de una arrancada explosiva y una enorme capacidad para desequilibrar. Capaces de hacerse las jugadas ellos solos, de levantar con su talento individual a un colectivo. Podría estar hablando de Lionel Messi y Sergio Agüero, pero me refiero a dos de las grandes sensaciones del inicio de campeonato en Italia: Mauro Zárate y Ezequiel Lavezzi. Si el ex de Vélez firmó un golazo monumental con un zurdazo teledirigido, el Pocho logró que San Paolo se olvidara por un instante de esa sanción que le había dado una imagen deslucida y comandó la meritoria remontada ante la Fiorentina. El azul celeste de sus camisetas los acerca a su tierra. Serían fijos en muchas selecciones del mundo, pero tienen por delante a dos cracks que no se discuten. Y a Tévez, el gladiador sacrificado, el delantero que también trabaja, el goleador que incluso asiste. Es el privilegio de Basile, que puede elegir entre lo mejor, y también su gran suplicio: tener que despreciar auténticas joyas.

Pero ellos dos no estarán mañana en el gran escenario de naturaleza europea y proyección planetaria. Regresa la Champions y lo hace con Inter, Manchester United y Chelsea como grandes favoritos. Vale, como mis grandes favoritos. Ya se sabe que entre los gigantes las distancias son muy cortas, los detalles deciden y la inspiración determina. En realidad es un torneo a ocho o diez, y si a eso le añadimos el carácter imprevisible y más arbitrario de las eliminatorias a doble partido nos encontramos con un campeonato mucho más incierto que cualquier liga nacional. Menciono a los dos finalistas del año pasado, sólo separados por un resbalón, porque estuvieron por encima y además han sumado ambos un megacrack a sus plantillas: Deco y Berbatov. Y digo Inter por el plus que supone Mourinho para un bloque de enorme nivel competitivo, mejorado en cuanto a calidad y hambriento como pocos. Y sueño Arsenal, claro, siempre partiendo desde una segunda fila por su apuesta a largo plazo, por su renuncia a gastar dinero firmando a grandes nombres.

Motiva el Marsella-Liverpool en el día del estreno. Debería ser más equilibrado que el del año pasado, en el que los galos se hicieron un harakiri asumiendo unos riesgos en defensa que no se correspondían con su necesidad. Ya lo digo en la Guía Marca de la Champions que sale este martes a la venta: se fueron Nasri y Cissé pero el OM tiene más peso arriba que el año pasado. Vi íntegro su partido en Burdeos el sábado y no lo ganó porque falló tres situaciones de uno contra uno que en circunstancias normales acaban en gol. No tuvo la pelota -Gerets no la quiso-, pero sus contragolpes fueron demoledores. Quizá busquen la misma estrategia, aunque es complicado pensar que el Liverpool se lo vaya a permitir. Motivado por su gran segunda parte ante el Manchester United, el conjunto de Benítez descubrió que es capaz de pelear con los grandes incluso sin Torres ni Gerrard. Y este es quizá el detalle más interesante que nos dejó el duelo de Anfield, además de la sensación que dejaron los red devils de desaprovechar a Rooney metiéndolo en la banda.

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sábado, septiembre 13, 2008

Ecos del Maksimir: Capello, Walcott, Rooney

A pocas horas de que se inicie una jornada apasionante de la Premier, los ecos del abultado triunfo de Inglaterra en Zagreb aún no han desaparecido y se siguen escuchando por todos los rincones del mundillo futbolístico británico. Capello pedía ayer prudencia y probablemente estaba en lo cierto cuando afirmaba que ni esa goleada escandalosa era suficiente para recuperar el crédito ante la afición. Y es que está claro que lo mejor para los pross en el Maksimir fue el resultado -que era lo que buscaban, al fin y al cabo-. Pero el equipo no dio una imagen tan convincente como para pensar que vuelve a ser una potencia. Durante toda la primera parte y especialmente antes del 0-1, Inglaterra no estaba siendo mejor que Croacia. De haberse puesto por detrás en el marcador -que pudo suceder-, habría tenido muchas dificultades para remontar el partido. Luego, con ventaja y superioridad numérica, se sintió muy cómoda y sí mostró un juego muy práctico, de dominio de la situación. El resultado final se puede considerar algo exagerado, y es bueno que el técnico italiano sea consciente de ello para buscar una mejoría que aún es necesaria.

El gran héroe que salió del Maksimir fue Theo Walcott y parece que esta tarde Wenger lo dejará en el banquillo, según afirmaban ayer la mayoría de periódicos ingleses. Algunos acusan al técnico alsaciano de proteger demasiado al joven prodigio, pero es evidente que todo en su carrera ha sido prematuro, que los focos han apuntado hacia él desde que tenía 16 años y que hay que ir con mucho cuidado con este tipo de cosas. Walcott no es un Bojan Krkic que sale de la cantera a coste cero: protagonizó un traspaso monumental con el resto de gigantes del país también interesados siendo aún menor de edad, acudió a un Mundial absoluto sin haber debutado en primera división y hasta algunos lo compararon con Henry cuando firmó por el Arsenal. Yo también me desespero cuando a veces Wenger prefiere a Eboué, pero entiendo que su estrategia con el prometedor extremo está absolutamente meditada y tiene como único objetivo acabar convirtiéndolo en un crack de primer nivel. Algo que siempre se esperó de su talento pero que podría estropearse en cualquier momento si su cabeza no asimila correctamente todo lo que le va sucediendo.

Y unas cuantas palabras sobre Wayne Rooney. Fue el tapado del partido de Zagreb, pero su contribución en el resultado final hay que calificarla de monumental. Capello mostró al mundo cómo se saca el máximo rendimiento del delantero del United: por detrás de un punta fuerte que se pelee con los centrales, con enorme libertad para moverse, haciendo daño entre líneas. Participó en los cuatro goles, mostró una inteligencia extraordinaria en todas sus acciones y comandó desde el silencio la mayoría de oportunidades de gol. Llega enchufadísimo al gran clásico ante el Liverpool -que podrá seguirse en Marcador Internacional de Radio Marca íntegramente- y sobre todo abre una perspectiva esperanzadora: ¿hasta dónde puede llegar ahora que compartirá ataque con Berbatov?

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jueves, septiembre 11, 2008

Primeros apuntes de un miércoles memorable

Quedará como una fecha señalada en la historia del fútbol el 10 de septiembre de 2008. Por varios motivos: porque Inglaterra rompió el mito del Maksimir con una goleada de escándalo, porque Luxemburgo -quizá la peor selección europea junto a San Marino en los últimos años- fue capaz de lograr una asombrosa victoria en Suiza, porque Dinamarca remontó en Portugal un partido en el descuento, porque Klose marcó un hat-trick en Finlandia que sólo sirvió para que Alemania empatara y porque Bosnia-Herzegovina ganó a Estonia con un marcador propio de una superpotencia. Todo ello tendré que revisarlo mañana ya que no integró mi menú de partidos visionados en su totalidad. Sí presencié un tramo del duelo de Zagreb, con un Rooney impresionante, un Heskey inconmensurable y un Walcott convertido en estrella consolidada. Pero no diré más: el resultado precisa un análisis profundo que aún no puedo hacer.

Hablaré de lo que vi. En Moscú, una Rusia maravillosa en la media hora inicial y que dejó renacer a Gales bajando la intensidad de su fútbol y durmiéndose en los laureles de la confianza. Pavlyuchenko sigue haciéndolo todo bien: el Tottenham ha firmado a un delantero de primera categoría, mucho más que un rematador. Anyukov entró por la banda como quiso y por momentos el estadio Lokomotiv presenció un baño. Hasta que Bale cogió la manija, abandonó el lateral izquierdo y empezó a jugar de todo. ¡Qué futbolista! Aún fallando un penalti, su encuentro fue soberbio. Sus 19 años no le impiden ejercer de líder absoluto. Firmó un jugadón en el 1-1 y metió el miedo en el cuerpo a Hiddink, que tuvo que arriesgar sacando a Pogrebnyak por Semak para acabar ganando el partido.

En Estambul, Bélgica volvió a exhibir un dominio absoluto del registro defensivo hasta que se excedió en su interpretación. Liderada por un Verthongen monumental, se fue al descanso ganando con relativo merecimiento ante una Turquía incapaz de trenzar un fútbol fluido. Esta vez no apareció Arda, ni tampoco Emre, y encima Tuncay se fue muy pronto lesionado. Pero los visitantes se echaron demasiado atrás, renunciaron a la contra quitando a Defour por Mudingayi y se empezaron a preocupar más de perder tiempo que de jugar. Recibieron un justo castigo con el controvertido penalti de Witsel. La derrota hubiese sido demasiado, sobre todo considerando que los otomanos sólo generaron peligro en centros desde las bandas.

Y en Belfast, el debut oficial de Petr Rada en el banquillo checo dejó algunos detalles positivos y otros más negativos. Gustaron sus dos principales apuestas novedosas con relación a su antecesor: Kovac, jugando de medio centro defensivo puro, fue el mejor futbolista sobre el terreno de juego, con una excelente lectura del juego a nivel posicional y una salida de balón dotada de enorme coherencia, y Sirl, el elegido en el extremo izquierdo, hizo un buen trabajo y mezcló bien con Jankulovski, convirtiendo aquel carril en lo más peligroso del conjunto centroeuropeo. Pero la República Checa no logró imponerse nunca a su limitadísimo rival, con Plasil muy escondido -y él debía asumir responsabilidades ante la ausencia de Rosicky-. Rada mandó mensajes conservadores desde el banquillo: retiró a Sionko para dar entrada al mucho más defensivo Pospech y nunca se atrevió a meter a un segundo delantero, cambiando a Baros y dejando sin jugar a Fenin. Demasiado conformismo en un campo que dictará sentencia: los norirlandeses no deberían optar a un billete para el Mundial, pero ejercerán de árbitros quitando puntos de enorme valor.

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martes, septiembre 09, 2008

Capello contra la leyenda del Maksimir

Esto acaba de empezar, pero ya hay encuentros de enorme trascendencia que pueden determinar el destino de algunas selecciones. De entre todas las batallas del miércoles destaca claramente el Croacia-Inglaterra, el mejor partido de la semana y de lo que llevamos de curso futbolístico. El equipo de Capello, que no ha convencido en ninguno de sus ensayos previos, viaja a uno de los estadios más complicados de Europa, al epicentro del milagro ajedrezado. ¿Qué milagro? La selección que hoy dirige Slaven Bilic, uno de los técnicos jóvenes con mayor prestigio de Europa, se ha clasificado para seis de las siete grandes citas que se han disputado desde que compite como estado independiente. Un registro excelente para un país tan pequeño. El secreto del éxito se llama Maksimir, un vetusto estadio situado cerca del centro de Zagreb. Allí Croacia no ha perdido nunca un encuentro oficial. Mete tanto miedo que hasta Jermaine Defoe firma el empate.

Nada nuevo sobre Croacia: apostamos por ella como revelación de la Euro 2008 y sólo el desenlace más surrealista de los tiempos modernos la alejó de las semifinales. El equipo es el mismo, incluso con un Niko Kovac que sigue en la selección a sus 36 años pese a haber declarado que se retiraría después de la Euro. Su continuidad es una excelente noticia para el bloque balcánico, ya que costará mucho encontrar un sustituto con tanta inteligencia táctica y tanta competencia en la recuperación. Juega en Austria y se acerca a la cuarentena, pero su titularidad y liderazgo se mantienen indiscutibles. En ataque sigue faltando Eduardo, pero Bilic se encarga de que el ánimo no decaiga. Desde Inglaterra se ha intentado descentrarlo en este momento crucial situándolo en la terna de favoritos para los banquillos del Newcastle y el West Ham, pero su única ambición ahora mismo es llegar a Sudáfrica y mejorar el pasado. Su entusiasmo se contagia. Le ha repetido a Modric que no hay nadie mejor que él en todo el fútbol europeo para que el chico se lo crea y se sienta importante. Hombre de grandes frases, su última confesión desarma todas las teorías de la distancia y el autoritarismo: Slaven, cual amigo consolador, se sienta con sus jugadores en las habitaciones de los hoteles y escucha sus problemas.

Inglaterra sorprendió en Montjuic dando la titularidad a Downing y a Walcott. Capello no encuentra el equipo, aunque la lesión de Gerrard le evita el eterno problema de la compatibilidad. Fabio necesita un resultado de prestigio para disipar las dudas que ya están surgiendo entre la hinchada y cree que jugar fuera de casa descarga al equipo de presión. Heskey se perfila como titular, lo que sin duda no habla muy bien del estado actual de los delanteros ingleses. Es peleón como pocos, gana balones por arriba y genera oportunidades, pero su registro goleador con la selección está muy por debajo de lo exigible: 5 goles en 47 partidos. Con James instalado definitivamente como meta titular -yo habría apostado por Green-, parece que el debate no está ya en la portería: el equipo tiene problemas más serios, de definición del estilo, de esquema táctico y de elección de futbolistas desequilibrantes en ataque. Es un Croacia-Inglaterra y los jugadores más conocidos están en el bando visitante. Pero visto el fútbol de los dos conjuntos en los últimos meses y conocido el escenario en el que se disputa el partido, apostar por los locales no es una locura. Es casi lo más lo lógico.

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lunes, septiembre 08, 2008

Vukcevic, en la noche memorable de Podgorica

De todos los partidos clasificatorios que se disputaron el sábado en la zona europea, el Montenegro-Bulgaria era el que poseía mayor carácter histórico. Tras un par de años de amistosos preparativos tras la independencia del país, la federación que dirige el histórico Dejan Savicevic pudo por fin competir de manera oficial en un encuentro con puntos en juego. El ambiente en el pequeño estadio central de Podgorica era eminentemente festivo: sería una noche para recordar eternamente, más allá del resultado. Pero si su querida Crna Gora lograba la victoria, las tabernas locales desafiarían con absoluta justificación la hora de cierre en una madrugada memorable. Pero para ello había que jugar: ganar, perder, competir, la tensión que estimula.

Mi opinión previa al partido decía que Montenegro tiene opciones de pelear por el segundo puesto del grupo y, por lo tanto, de meterse en la repesca. Italia es la favorita evidente, pero ni la República de Irlanda ni Bulgaria son lo suficientemente superiores al equipo balcánico como para descartarlo de entrada. Es un país pequeño, pero tiene talento en ataque con Vucinic, Jovetic, Vukcevic y Boskovic, aquel zurdo que llegó a fichar por el Paris Saint-Germain hace algunos años y que luego se perdió en el olvido. Esas sensaciones positivas se confirmaron tras el encuentro: sin deslumbrar, Montenegro pudo ganar y en ningún momento fue menos que el equipo de Berbatov.

La primera parte fue aburrida y a los locales les faltó continuidad. Muy poquito de los cracks: algún taconazo de Jovetic, un buen pase en profundidad de Vucinic, pero escasas sensaciones en el fútbol colectivo. Merecida ventaja búlgara en el descanso tras una excelente jugada entre Dimitrov y Stilian Petrov. Pero el decorado cambió radicalmente tras la reanudación con el ingreso del zurdo del Sporting Simon Vukcevic, que será rival del Barça en la Champions y cuya suplencia inicial resultó difícil de comprender. Ubicado en la banda derecha, con el 7 en la espalda y una camiseta de tono muy parecido al de la de Portugal, por momentos se pareció a Cristiano Ronaldo. Jugó un segundo tiempo escandaloso, colosal, de un nivel técnico alucinante. Comandó la remontada de Montenegro, y ya con 2-1 a favor, se atrevió incluso a hacer malabarismos para retener la posesión del balón lo máximo posible. Era un show absoluto que merecía un final feliz, pero el ex del Alavés Georgiev clavó una falta directa en el tiempo de descuento para helar por completo la fiesta de Podgorica.

Fue lo más llamativo de la jornada del sábado, aunque hubo muchos otros detalles. Vi enteros los partidos de Bélgica y Turquía, los rivales más peligrosos de España en el camino hacia Sudáfrica. El equipo de Terim no asombró en Armenia, pero logró lo que se proponía: ganar. No es poco en un campo tan incómodo y en el que en la fase anterior tropezaron Polonia, Serbia e incluso Portugal. Tras un primer tiempo trabado, Arda Turan subió su nivel y el equipo entero mejoró, también empujado por Kazim Kazim desde su salida como revulsivo. Bélgica, con un equipo muy joven repleto de jugadores sub-23, gustó por momentos en ataque, con una circulación de balón muy fluida. Pero defensivamente se mostró vulnerable y acabó sufriendo demasiado ante un conjunto estonio de escasísimo nivel técnico. El mejor fue Sonck, aunque lo más esperanzador lo apuntó esa línea de centrocampistas casi juveniles formada por Fellaini, Vertonghen, Defour y Witsel. Equipo de futuro.

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